Un español que empiece a trabajar hoy permanecerá en el mercado laboral durante 35,6 años, una estimación por debajo de la media de una Unión Europea en la que existen grandes diferencias entre países. La expectativa de duración de la vida laboral es una estadística elaborada por la Oficina Europea de Estadísticas (Eurostat), que calcula el tiempo en el que una persona se incorpora al mercado laboral, ya sea trabajando o buscando empleo.
En este sentido, España situó esa expectativa en 35,6 años, frente a la media de la UE, de 36 años. Sin embargo, las diferencias entre países son notorias. Así, nuestro país queda casi siete años por debajo de Países Bajos o Suecia, aunque supera en cuatro años la previsión para Rumanía o Italia. Los holandeses y los suecos, junto a los daneses, son los únicos trabajadores europeos cuya esperanza de vida laboral supera los 40 años.
Esta estimación se revisa cada año según los datos de empleo y población activa de cada país. Por ello, en 2020 sufrieron un retroceso generalizado en toda la UE, aunque el descenso fue más destacado en España, al pasar de los 35,4 a los 34,7 años. Nuestra recuperación en 2021 fue menos intensa que la de Hungría, Países Bajos, Irlanda o Francia.
Los datos revelan que las diferencias por género persisten. Así, los hombres trabajarán cuatro años más que las mujeres en la media europea, aunque países como Italia disparan la brecha hasta los 9 años. Teniendo en cuenta que la población femenina supera a la masculina en la mayoría de los 27, resulta llamativo que el único estado miembro en el que esta diferencia se invierte es Lituania, donde las mujeres trabajan 1,3 años más que los hombres.
En el caso lituano, la explicación se debe a que su intensa transformación económica y social para entrar en la Unión Europea puso su foco en cerrar la desigualdad laboral entre hombres y mujeres. En 2021 fue el país europeo que más redujo su brecha de género, según el índice elaborado por el Foro Económico Mundial.
En este sentido, muchos expertos sitúan la clave de su progreso en que su apuesta por la digitalización de su economía se ha basado en la integración del talento femenino. Por lo que se refiere a España, los hombres tienen una esperanza de vida laboral 3,8 años superior a la de las mujeres, una cifra similar a la de países como Dinamarca, Países Bajos o Alemania. En lo que va de siglo, esta brecha se ha reducido en 9 años, pero sigue aún lejos de cerrarse. Aunque no es lo único que revela el análisis de la evolución.
Y es que la duración de la vida laboral prevista para los españoles que empiezan a trabajar hoy quedará por debajo de los años que tendrán que cotizar para cobrar el 100% de la pensión, que a partir de 2027 se situará en los 37 años, con una edad de 67 años. Aunque los datos no son directamente extrapolables, ya que en el cálculo de la pensión influyen múltiples variables, sí arrojan dudas sobre la futura edad de retiro de los españoles.
No en balde, lo que mide la estadística europea es el tiempo que una persona permanecerá activa en términos laborales trabajando o buscando empleo. En este sentido, la expectativa de vida laboral solo ha aumentado un año en la década desde que entró en vigor la reforma de pensiones de 2011 y sus sucesoras, que buscaban alargar la vida laboral tanto elevando la edad legal como incentivando el retraso voluntario de la jubilación. Entre 2001 y 2011 se incrementó en 4,2 años.