“No hay ningún problema para que, formalmente, en la mesa (de negociación de reforma laboral) quien represente al Gobierno sea el Ministerio de Trabajo, pero en esa mesa, donde también se tomarán decisiones que afectan a otros departamentos, participen también miembros de estos departamentos”. Estas palabras de la ministra de Política Territorial y portavoz, Isabel Rodríguez, dejaban hoy entrever la solución al cisma generado por la negociación de la futura reforma laboral entre las dos vicepresidentas, la primera, Nadia Calviño y la segunda, Yolanda Díaz.
Así, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, habría accedido a que sea la titular de Trabajo, Yolanda Díaz, la que dirija las negociaciones con empresarios y sindicatos de aquí a fin de año, tal y como venía haciendo, pero con una propuesta conjunta en la que participe todo el Gobierno. O, al menos, los departamentos implicados directa o tangencialmente. De hecho, la portavoz del Ejecutivo puso dos ejemplos al destacar que “parece razonable que, en una reforma de esta dimensión, en la que se van a reformular los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), participe el responsable de Seguridad Social en los debates y en las decisiones de este nuevo instrumento”. Asimismo, emplazó al ministerio de Educación a participar para la implementación de la FP Dual.
Para ello, fuentes gubernamentales esperaban cerrar un acuerdo hoy mismo con Unidas Podemos al respecto, para que estén ya representados otros ministerios distintos a Trabajo en la reunión prevista para hoy miércoles entre el Gobierno y los agentes sociales. Aunque a última hora de hoy no estaban oficialmente convocados estos ministerios, estas mismas fuentes daban por hecho que la convocatoria podría cambiar incluso mañana, pocas horas antes del encuentro.
Por su parte, la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, también dijo ayer que “no hay inconveniente” en que Trabajo lidere la negociación. Y explicó que los problemas surgidos son de “método” y no de “sustancia”. Sin embargo, desde Roma, lejos de aceptar el planteamiento comunicado por la portavoz del Gobierno tras la reunión del Consejo de Ministros aseguró que “seguimos debatiendo en el seno del Ejecutivo y aún no hay acuerdo”.
Es más, Díaz negó la mayor y rechazó lo dicho por Calviño. Así, en contra de cómo lo está planteando la parte socialista del Gobierno, aseguró que “el debate que existe en el seno del Ejecutivo no es de metodología, sino de contenidos”; y añadió que “el problema que ha surgido aquí es el qué, no el quién”. Ideas en las que insistió en varias ocasiones durante una rueda de prensa junto a su homólogo italiano, Andrea Orlando.
Así, la ministra precisó que ella pensaba que el debate de los contenidos “estaba ya zanjado” y “cerrado” porque lo había acordado ella misma en dos ocasiones. Una, con el propio presidente del Gobierno, antes de diciembre de 2020 y, una segunda, para redactar la propuesta de reforma laboral incluida en el componente 23 para enviar a la Comisión Europea. “Pero si hay que reabrir ese debate, se abre”, reiteró.
Es más, reprochó a quienes han generado esta polémica que a la ciudadanía española “no le importa la metodología de la negociación”, sino “si vamos a acabar con la precariedad y con la devaluación salarial que ha impuesto la reforma del PP; y si el convenio de empresa va a dejar de ser el preferente sobre otras modalidades de negociación colectiva”, dijo Díaz aterrizando los contenidos de la reforma por los que apuesta.
En cualquier caso, se mostró confiada en llegar a un acuerdo en el seno del Gobierno y en llegar a tiempo para presentar la reforma en Bruselas antes de fin de año. Hizo hincapié en que “trabajará para llegar a un acuerdo” con patronal y sindicatos, recodando que: “siempre soy la última en levantarme de una mesa; es más, jamás me he levantado de una”. También descartó que la situación vaya a provocar una ruptura de la coalición de Gobierno que dijo, “goza de buena salud”.