Subir las pensiones un 1,6% este año en lugar del 0,25% que marca la ley, tal y como ha decidido el Gobierno, costará unos 1.600 millones este año y una cantidad similar el que viene, según cálculos del propio Ejecutivo. Si bien estas cuantías se consolidan en el sistema y quedan en él para siempre, con lo que su coste acumulado durante el tiempo medio que se abonará esta cantidad será de unos 40.000 millones de euros; siempre teniendo en cuenta que en 2020 se volviera al actual índice de revalorización.
Este cálculo facilitado hoy por el responsable de análisis macroeconómico de BBVA Research, Rafael Doménech, es el resultado de multiplicar la consolidación de esta subida adicional (3.200 millones) por el número de años que se cobrarán. La vida media de un pensionista que acceda hoy a la jubilación es de alrededor de 21 años, pero como este promedio se aplicará a los 8,5 millones de pensionistas que ya existen –y un buen número de ellos ya lleva siendo pensionista muchos años– el número de años por los que se multiplican estos 3.200 millones es considerablemente inferior, en el entorno de los 12 años de media, según este cálculo.
Doménech, que ha participado hoy en el III Encuentro sobre Economía Laboral organizado por el Colegio General de Economistas que ha debatido sobre las propuestas para la mejora de las pensiones, ha defendido la necesidad de que la Seguridad Social vuelva al equilibrio y lo mantenga, como premisa imprescindible para garantizar la sostenibilidad y la suficiencia del sistema.
Así, ha defendido el actual índice de revalorización de las pensiones (IRP) –en cuyo diseño inicial participó Doménech– como el mejor instrumento para lograr ese equilibrio; si bien reconoció que sin ninguna otra medida adicional el esfuerzo recaería enteramente sobre la población pensionista con una pérdida acumulada de su poder adquisitivo. Por ello, Doménech ha considerado la necesidad de que las reformas actúen también sobre la fórmula de cálculo inicial de las pensiones, para repartir el esfuerzo de los futuros ajustes entre las distintas generaciones (activos y pasivos).
En este punto, Doménech ha recordado que, según el último informe Ageing Report de 2015 que elabora la Comisión Europea, los activos españoles ya son, después de los chipriotas, los que más esfuerzo hacen para el pago de pensiones. Esto se mide por la denominada tasa de prestación, que es el porcentaje que representan las nuevas pensiones sobre el salario medio de la economía. En el caso español esta tasa supera el 65%, lo que supone unos 20 puntos más de media que el resto de grandes países europeos, donde esta tasa oscila, por ejemplo, entre el 45% de Alemania, el 50% de Suecia o el 55% de Francia.