España sumará en 2019 su sexto año consecutivo de crecimiento económico. El PIB superó en 2017 el pico alcanzado en la burbuja inmobiliaria y este año se situará ya un 12% por encima de esos niveles. Sin embargo, esta intensa recuperación no llegó con la misma intensidad a los hogares. Una buena parte del crecimiento se quedó por el camino en forma de mayores márgenes empresariales, que destinaron a reducir su deuda, y de mayores impuestos para atajar el déficit público. Esto provocó que durante los primeros años de recuperación la renta de los hogares se mantuviese prácticamente estancada.
En 2018 cambió esta tendencia y en 2019 se va a producir, por primera vez desde la crisis, que la renta disponible de los hogares crezca más rápido que el PIB (con crecimiento de ambos indicadores, ya que en las recesiones los estabilizadores automáticos impiden una caída muy fuerte de la renta). Así lo estiman la mayor parte de las casas de análisis encuestadas por FocusEconomics en su informe mensual sobre previsiones económicas. Las estimaciones iniciales apuntan a que la renta disponible de los hogares está creciendo este año un 4% respecto al ejercicio anterior, lo que significa que va ya a un ritmo superior al PIB, que está aumentando un 3,4%. Por primera vez desde el inicio de la recuperación, la mayor parte del crecimiento irá a parar a los hogares, lo que muestra un avance económico más inclusivo.
De cada 100 euros de crecimiento económico, algo más de 84 euros se convertirán en renta de los hogares. Esto supone un gran cambio respecto a los primeros años de la recuperación. De todo el crecimiento experimentado entre 2014 y 2017, apenas el 41% terminó en mayor renta de las familias. Y eso a pesar de la fuerte creación de empleo. De ahí que el avance del PIB apenas sirviera para reducir los niveles de desigualdad alcanzados tras el estallido de la burbuja.
En 2018 cambió la tendencia, y en 2019 se ha consolidado este ‘crecimiento social’ de la economía. Una situación que no es exclusiva de España, ya que otros países de Europa llevan años de adelanto (en España, el ciclo completo está retrasado). Hay varios factores que soplan a favor de las familias en los últimos meses. El primero, y más importante, es la subida de los salarios. Hace un año, la patronal y los sindicatos alcanzaron un gran acuerdo para subir los salarios en torno a un 2% anual y fue el pistoletazo de salida de la mejora de las retribuciones de los trabajadores.
La subida salarial pactada por convenio colectivo hasta mayo es de media del 2,21% interanual. Esto significa una importante ganancia de poder adquisitivo para los trabajadores, ya que el IPC apenas sube un 0,8% en el último año. En otras palabras: los salarios están creciendo el triple que los precios. Con este impulso, es normal que la renta disponible de los hogares esté aumentando rápidamente.
También están subiendo las retribuciones de los trabajadores públicos. En concreto, los funcionarios tienen este año una revalorización del 2,5% después del último incremento del 0,25% aprobado en junio. En el caso de los guardias civiles y policías, el incremento está siendo superior, como parte del acuerdo para la equiparación con los cuerpos autonómicos. En total, la partida de los Presupuestos destinada al pago de nóminas está creciendo a ritmos del 7% interanual, lo que supone una gran transferencia de recursos a los hogares.
La subida de las pensiones, que este año se vuelven a incrementar un 1,6%, es otro de los factores que impulsan la renta de los hogares. También los pensionistas tendrán ganancias de poder adquisitivo este año, lo que significa un importante incremento de su renta real. Por último, las medidas para elevar la cobertura del desempleo aprobadas en los últimos meses culminan el crecimiento de las transferencias desde el Estado hacia los hogares.