El último toque de atención ha llegado desde la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que este miércoles se ha unido al grupo de organismos y entidades que desde hace unas semanas vienen rebajando con fuerza el alza del PIB para 2021 y los siguientes años. En concreto, el club de los países ricos ha asestado un tijeretazo de más de dos puntos al avance previsto para el presente ejercicio, pasando del 6,8% calculado en septiembre al 4,5%. En 2022, por su parte, las proyecciones se reducen del 6,6% al 5,5%, mientras que para 2023 se espera un crecimiento del 3,8%.
La severa corrección de 2021 estaría condicionada principalmente por el recorte del PIB del segundo trimestre que el INE llevó a cabo a finales de septiembre, apenas dos días después de que el organismo internacional publicase unas previsiones en las que situaba a España al frente de la recuperación.
Aunque no se refiere únicamente al caso español, en su informe de perspectivas económicas, la OCDE constata que pese a que la recuperación mundial sigue avanzando también “ha perdido impulso y se está volviendo cada vez más desequilibrada”. Entre los riesgos a tener en cuenta que sí podrían afectar a España, el organismo dirigido por Mathias Cormann pone el foco en los cuellos de botella de las cadenas de suministros globales, en el encarecimiento de los insumos y en la presión inflacionista alimentada por los precios de las energías y el transporte.
Los fuertes repuntes anuales del IPC anotados en los últimos dos meses llevarían a que la inflación cerrase el año 2021 en el 2,9% en España, provocando un efecto arrastre que dejaría el indicador en el 3,2% a lo largo de 2022 aun cuando se relaje la contribución del componente energético. La OCDE también encuentra riesgos a la baja, que pueden “afectar a las perspectivas de crecimiento”, en las nuevas mutaciones del Covid-19, como la variante ómicron, si bien recuerda que los países con altas tasas de vacunación, como España, deberían sufrir menos esta derivada.
Por todo ello, aunque se prevé que la recuperación continúe, “el crecimiento del PIB mundial se moderará con el tiempo, del 5,6% en 2021 al 4,5% en 2022 y 3,25% en 2023”. En los países que integran el club, las subidas serían del 5,3%, 3,9% y 2,5%, respectivamente, mientas que en la Eurozona se anotarían alzas del 5,2%, 4,3% y 2,5%. Las cifras estimadas de la OCDE para España se alejan cada vez más de las proyecciones oficiales del Gobierno central, que todavía mantiene la idea de que la economía nacional crezca un 6,5% en 2021 y un 7% en 2022, y se acercan a las de otros organismos como la Comisión Europea o el FMI. La OCDE, por el momento, prevé que la política fiscal siga siendo de apoyo en 2022 y, en general, “neutral” en 2023, cuando a priori se recuperarían los niveles de PIB prepandémicos.
A partir de este momento, España tendría que tomar medidas para aliviar los niveles de deuda pública y asegurar la sostenibilidad de las finanzas públicas en el medio y largo plazo, coincidiendo con la vuelta al Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la Unión Europea, en suspenso, a falta de revisar sus reglas, durante todo el año 2022. La OCDE, en este punto, prevé que la deuda pública cierre el año 2021 en el 120,1% del PIB para ir moderándose al 117,1% en 2022 y al 115,9% un año más tarde. El déficit culminaría el presente ejercicio en el 8,1% del PIB y en el 5,4% y 4,2%, respectivamente, en los dos siguientes años.