La negociación por la reforma laboral entre Gobierno, sindicatos y empresarios se retomó este miércoles sin que se hayan producido grandes avances. Según señalaron a este periódico varias fuentes del diálogo social, “fue una reunión de toma de contacto” en la que se “han reiterado las posiciones de cada uno”. Esto es, básicamente, el apoyo a la propuesta del Ejecutivo por parte de los sindicatos, y el rechazo frontal de la CEOE a un borrador al que llegó a tildar de “marxista”.
La principal queja de los empresarios en torno al texto presentado por el Ejecutivo, se encuentra en la propuesta para reducir la temporalidad, que supondría la imposibilidad de hacer contratos de duración determinada solo para momentos del año en los que se produzcan aumentos previsibles de la actividad. Esta negociación, que de momento se encuentra estancada, es de suma importancia para el Gobierno que se ha comprometido con Bruselas a tener aprobado el nuevo marco laboral antes de que termine el año.
Si el Ejecutivo quiere cumplir con su objetivo debe de darse prisa, ya que una vez acordada la reforma laboral, la nueva ley tendrá que ser discutida y tener el visto bueno del Congreso de los Diputados. No se descarta, en todo caso, que el nuevo marco laboral acabe siendo aprobado mediante Real-Decreto ley, tal y como ya hiciera la Administración de Mariano Rajoy en 2012. Esto acortaría los plazos y permitiría la puesta en marcha de la nueva norma de forma rápida y dejar así para más adelante su aprobación en el Congreso.
Además de la reforma laboral, el Ejecutivo afronta de manera simultánea otras dos negociaciones de suma importancia para su agenda social: la subida para este año del salario mínimo interprofesional (SMI) y la prórroga de los ERTE, que se empezará a discutir este jueves. Esta reunión tendrá lugar después del desencuentro producido entre la patronal, por un lado, y los sindicatos y el Gobierno, por el otro, para acordar un alza del SMI. La CEOE se ha negado en rotundo a cualquier incremento para este año, mientras que tanto CC OO como UGT han solicitado una subida en línea con el IPC, que cerró agosto en el 3,3%. En ese frente, a día de hoy Trabajo solo aspira ya a acordar un aumento con los sindicatos.