El 31% de las empresas “está viendo afectada su actividad por las dificultades de suministro, que se espera que persistan durante buena parte del año próximo”, señala el organismo gobernado por Pablo Hernández de Cos, y la cifra se eleva todavía más en el caso del sector manufacturero. De hecho, el 51% de las compañías de la industria y la energía declara dificultades en el suministro por parte de sus proveedores, cuando el año pasado esta cifra apenas se elevaba hasta el 15%.
Aunque hay otros sectores que también están muy afectados por estos problemas, como el comercio (40% de las compañías) o la construcción (34%), la industria es, con diferencia, el sector más perjudicado, debido al colapso de sus márgenes de beneficios por la dificultad de repercutir estos incrementos en su totalidad a los clientes.
El sector industrial es donde más se incrementan los costes de producción, casi el doble que la media del conjunto del tejido empresarial, pero el sector tiene planeado subir los precios este año en línea con el promedio nacional y bastante por detrás de los servicios no de mercado (los prestados por la Administración), la hostelería y el comercio. Además, el sector industrial también es pesimista en lo que respecta a durante cuánto tiempo se prolongarán estas tensiones.
Así, el 25% de las empresas industriales no prevé que estos problemas se resuelvan antes de finales del próximo año (por un 18% en el conjunto de la economía) y el 6% pronostica incluso que las dificultades se mantendrán hasta 2023 o más allá. Estas perspectivas están llevando a que cada vez más empresas suban sus precios. Si en el tercer trimestre sólo el 20% de las compañías afirmaba haber elevado los precios de venta, ahora ya son el 30% las que se suman a estos incrementos, mientras que el 60% prevén hacerlo el próximo año.