La interacción de la Banca con los usuarios está en peligro

La interacción de la Banca con los usuarios está en peligro

Después de más de dos años anticipando su llegada, el próximo 14 de septiembre se pondrá en marcha definitivamente la directiva europea de medios de pago (conocida como PSD2). Ese día entrarán en vigor los estándares técnicos dictados por la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés), según el calendario previsto por las autoridades comunitarias, de forma que así se definirán las condiciones para competir en este nuevo segmento de mercado.

La entrada en vigor de la PSD2 supondrá, entre otros cambios, la posibilidad de que terceras empresas puedan acceder a los datos financieros de clientes que den su consentimiento expreso. Los estándares técnicos aprobados por la EBA pretenden delimitar un terreno de juego equilibrado para todo el sector. El nuevo marco normativo permite, potencialmente, que tanto empresas tecnológicas, como fintech, como los propios bancos, compitan por acceder a los datos de los usuarios bancarios.

En un reciente informe, los analistas de la agencia de calificación Standard & Poor’s consideran que el sector bancario se enfrenta a varios riesgos asociados a la llegada de la PSD2. Uno de los más inmediatos está relacionado con la privacidad de sus clientes. «Si las entidades fracasan en cumplir con los requerimientos técnicos a tiempo, podrían enfrentarse a quejas desagradables de sus usuarios dada la prevención cada vez mayor de éstos sobre la privacidad de los datos personales», explican los autores del informe.

En opinión de S&P, aquellas entidades que tengan sus exigencias técnicas y regulatorias a tiempo, cuando la norma entre en vigor el 14 de septiembre, contarán con una ventaja competitiva importante respecto a quienes no alcancen estos estándares. Y no lo tendrán fácil, ya que, en opinión de la agencia de ráting, los bancos deberán demostrar que sus plataformas de banca abierta (aquellas puestas a disposición de terceros que cuenten con consentimiento de sus clientes) «son ampliamente usadas y aceptadas por proveedores de servicios externos», explica.

Otro de los riesgos a los que se enfrenta el sector bancario es el de la caída de ingresos. El informe anticipa que terceras empresas podrán acceder a los datos de clientes y a la vez desarrollar soluciones tecnológicas para la gestión de cuentas, pagos o transacciones, lo que puede suponer la pérdida de una importante vía de negocio para las entidades. Uno de los segmentos más amenazados será el negocio de tarjetas, ya que los nuevos competidores podrán, potencialmente, desarrollar servicios de iniciación de pagos a través de sus plataformas digitales. “Una tendencia fuerte hacia las transferencias cuenta a cuenta podría sacar a los bancos de la cadena de valor”, advierte el informe, que no obstante considera que los pagos con tarjeta siguen resultando de utilidad a un gran número de clientes.

Otro peligro para el sector bancario es el potencial riesgo de ‘desintermediar’ su relación tradicional con los clientes. La agregación de cuentas de distintas entidades está ganando terreno, lo que podría ocasionar una pérdida de proximidad de los bancos con sus usuarios, cada vez más acostumbrados a operar a través de soluciones digitales de terceros. De generalizarse aún más esta tendencia, la interacción directa de las entidades con su clientela se podría ver afectada de forma negativa, reduciendo así su capacidad de ofrecer productos y servicios.