Fertiberia es la última empresa que se ha visto obligada a parar su producción ante el incremento del precio de la energía. En un comunicado, la compañía apuntó ayer que los altos costes energéticos le obligan a reducir su carga productiva de amoniaco y urea al 50% en la planta de Puertollano. La firma justifica esta decisión por los altos precios del gas natural (se han incrementado un 580% desde septiembre de 2020) y de la energía eléctrica.
Ambos factores han llevado también a que Fertiberia anunciará también ayer la ampliación hasta finales de noviembre de la parada de la producción de su planta de Palos de la Frontera (Huelva). El incremento del coste de la electricidad también está detrás de la parada de 20 días de Sidenor en su línea de aceros especiales. La siderúrgica ha justificado esa decisión por el alza del coste eléctrico hasta 260 euros por megavatio y hora frente a los 60 euros que abonaba hace doce meses.
¿Es posible que se produzca un efecto contagio entre la industria electrointensiva y que se extiendan las paradas de producción? Las empresas alertan sobre la posibilidad cada vez más cierta de que esos parones se extiendan a otros sectores como azulejo o cemento ante una escalada sin techo de los precios de la energía. Desde la Asociación Española de Fabricantes de Azulejos y Pavimentos Cerámicos (Ascer) advierten de que, si continua la escalada en el precio de la energía, “se van a producir ajustes en la producción reduciéndola o parando hasta estabilizar los costes”.
El incremento en el precio de la energía va a suponer, según sus cálculos, un sobrecoste de 700 millones de euros, que seguirá creciendo en la medida en la que los expertos prevén crecimientos fuertes y constantes del precio hasta el segundo trimestre de 2022. El ajuste en la producción de azulejos tendría como primera consecuencia una reducción de las plantillas de las empresas y obligaría a revisar al alza la política de precios para tratar de repercutir el impacto de la subida a los clientes. Los productores, sin embargo, ven muy difícil trasladar el alza de tarifas, ya que el 75% se destina a la exportación, donde se compite con otros países con menores costes de producción.
Entre las empresas siderúrgicas ya ha cuajado el ejemplo de Sidenor y ya hay otras compañías que están pensando seguir el mismo camino. Es el caso de ArcelorMittal, el mayor productor de acero del mundo, con 8.000 trabajadores en España, que ya ha avanzado paradas selectivas en las plantas guipuzcoanas de Olaberría y Bergara. Por su parte, Celsa, inmersa en unas duras negociaciones con la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) para acceder a un rescate de 550 millones, aún no ha confirmado ningún parón, pero avisa de que “probablemente” se lo planteará si se mantiene esta situación.