La Reserva Federal de EE UU ha aprendido de los errores del pasado y no está dispuesta a decepcionar a los inversores. Como ha venido especulando el mercado en las últimas semanas el Comité de Mercado Abierto de la Fed (FOMC) acordó empezar a reducir las compras de activos en 15.000 millones de dólares al mes, una estrategia que comenzará a aplicar es mes y que supone el primer paso para retirar el apoyo de emergencia puesto en marcha tras el estallido de la pandemia.
La reducción del balance de la Fed será progresiva. En lo que queda de año el banco central de EE UU prevé rebajar las tenencias a razón de 15.000 millones al mes. Transcurrido este periodo el comité espera aplicar recortes similares, pero reconoce que están preparados para ajustar el ritmo de las compras si los cambios en las perspectivas económicas lo justifican.
Después de varios meses de especulaciones, la Fed no ha querido dejar lugar a dudas y ha detallado la manera en la aplicará el tapering. El grueso de las reducciones, unos 10.000 millones, recaerá sobre los bonos del Tesoro y los 5.000 millones de dólares restantes se corresponden con los valores respaldados por hipotecas. Como ya adelantó Jerome Powell en la reunión de septiembre, el objetivo es que el actual programa de flexibilización cuantitativa llegue a su fin a mediados del próximo año. A partir de entonces los miembros de la institución empezarán a estudiar qué sucede con los tipos de interés. Las tasas continúan ancladas en la horquilla del 0-0,25% desde marzo de 2020.
En la rueda de prensa Powell reiteró que serán pacientes. Reducir las tenencias de activos “no implica ninguna señal directa con respecto a nuestra política de tipos”. Para conocer más pistas sobre los tipos los inversores tendrán que esperar a la cita de diciembre, reunión en la que se actualizarán las proyecciones. Hasta la fecha las últimas estimaciones adelantaban a 2023 la primera alza de los tipos, un escenario que los operadores de mercado esperan que se produzca en 2022, ejercicio para el cual prevén dos incrementos de 25 puntos básicos.
En el análisis macroeconómico la institución modificó el lenguaje que emplea para describir el alza de la inflación. Como ya hiciera una semana antes la presidenta del BCE, la Fed ha reconocido que los precios altos podrían persistir más tiempo de lo inicialmente previsto. No obstante, no tiene prisa y reiteró su objetivo de inflación media del 2%. Es decir, periodos de precios bajos se compensarán con otros en los que la tasa supere esta barrera sin que esto derive en una subida de los tipos. La Fed se compromete a seguir apoyando a la economía para alcanzar los objetivos de máximo empleo y estabilidad en los precios a la vez que garantiza unas condiciones financieras acomodaticias y ayuda a que fluya el crédito a empresas y hogares.
El inicio del tapering tuvo un efecto limitado en el mercado, una prueba inequívoca de que la Fed cumplió con las expectativas. Aunque las rentabilidades de la deuda aumentaron, su incremento fue más moderado que el de sesiones previas. La deuda a corto plazo, la más sensible a las expectativas de subidas de tipos, se mantuvo por debajo del 0,5% mientras el bono con vencimiento en 2031 se sitúa en el 1,57%, lejos de su máximo anuales del 1,74% registrado el pasado mes de mayo.
El inicio de la retirada de los estímulos no pasó factura a la renta variable, al contrario, permitió a los tres índices de referencia de Wall Street abandonar la tendencia negativa con la que comenzaron la jornada y revalidaron sus máximos históricos, una tendencia que ha cobrado un protagonismo especial con la actual temporada de resultados. El Nasdaq avanzó un 1% mientras el Dow Jones y el S&P sumaron un 0,29% y un 0,65%, respectivamente.