Los miembros del Comité de Mercado Abierto de la Fed (FOMC) consideran que una correcta planificación es clave para evitar sobresaltos. Después de que en la pasada reunión el banco central de EE UU sorprendiera al mercado con el adelanto de la subida de tipos a 2023, ahora las miradas están puestas en la reducción del programa de compras, el primer escalón hacia la normalización monetaria.
Con el tapering sobre la mesa los funcionarios de la Fed consideraron que aún no se habían logrado avances sustanciales en la recuperación económica, aunque esperan que la mejora de los indicadores continúe su marcha en los próximos meses. Esto fue suficiente para impedir la unanimidad en lo que a la reducción de las compras respecta. Según revelan las actas de la pasada cita varios de los asistentes se mostraron confiados y consideran que se dan las condiciones para una retirada de los estímulos antes de los prevista, mientras que otros creen que no existen evidencia para proceder a la reducción del programa de compras fijado en 120.000 millones al mes.
Tampoco existe unanimidad sobre la estrategia a seguir en cuando se ejecute el tapering. Algunos de los asistentes se mostraron partidarios de reducir antes las adquisiciones de cédulas hipotecarias que las compras de bonos del Tesoro a la luz de las presiones de valoración que se está registrando en el mercado inmobiliario. Ante la falta de consenso los participantes acordaron continuar evaluando el progreso de la economía hacia los objetivos del Comité y comenzar a discutir sus planes para ajustar las compras de activos. Cualquier ajuste será notificado con anticipación.
La publicación de las actas dejó fríos a los inversores no sirvió para acabar con la indecisión en Wall Street con el Dow Jones avanzando un 0,11% y el Nasdaq en tablas. El bono de EE UU a 10 años prolonga las caídas de las últimas sesiones, unos descensos que se han visto acelerados por los decepcionantes datos del sector servicios que publicaron el martes y que sirven para calmar los miedos de los inversores acerca de una retirada acelerada de los estímulos. La rentabilidad de la deuda con vencimiento en 2031 cae al 1,31%, mínimos de febrero.