Aunque el impacto de la reforma laboral ha sido positivo en cuanto al tipo de contratación, el impacto de la semana santa ha contrarrestado estos efectos beneficiosos de la nueva ley, que no ha podido evitar que la duración de los contratos temporales se reduzca por primera vez desde que entró en vigor la nueva normativa laboral el pasado 31 de diciembre. Así lo destacaba ayer un informe publicado por BBVA Research sobre los efectos de la reforma laboral, que indica que la duración media de los contratos temporales disminuyó un 13%, cayendo desde los 60 días de marzo a 47,2 días de abril.
En este sentido, el análisis de estos economistas destaca que la reducción de los contratos temporales con respecto a abril de hace un año, se explica, sobre todo, por una caída de más del 40% de los de entre seis y 12 meses de duración y los de duración indeterminada (por la desaparición de los contratos de obra de nueva firma desde el 31 de marzo). También la caída de los que duran más de un año fue de más del 20%. Así el hecho de que el descenso de la temporalidad se dé sobre todo entre aquellos contratos de mayor duración ha contribuido a un acortamiento de la duración media antes citada.
Por el contrario, el único tipo de contratación que aumentó en abril respecto a un año antes fueron los contratos de duración entre una semana y 15 días -el 10% del total-, que crecieron un 12%, a pesar de la penalización de 27,53 euros a todos los contratos que duran menos de 30 días. El mayor aumento de los indefinidos se dio entre los fijos discontinuos, que se multiplicaron por 13 en abril hasta los 238.760. Y, en especial entre los menores de 25 años, donde se multiplicaron por 22, hasta 48.568.