Según datos de Eurostat de 2020, los españoles cotizan una media de 34,8 años antes de jubilarse, casi un año menos que el conjunto de la Unión Europea (35,7 años) y muy por detrás de países como Alemania, donde la duración media de la vida laboral es de 39,1 años. Desde Funcas (la Fundación de las Cajas de Ahorros), señalan que esta realidad se debe, en parte, a los propios sistemas de pensiones de otros países europeos, en los que para cobrar el máximo de la jubilación hacen falta más años cotizados. Sin embargo, Raymond Torres, director de coyuntura de Funcas, advierte de que la baja tasa de empleo de los jóvenes es otro factor importante que influye en la baja duración de la vida laboral de los españoles. “Al incorporarse más tarde al mercado laboral, su expectativa de vida profesional es también menor”, comenta.
Según datos de la OCDE, la tasa de empleo de los jóvenes de entre 15 y 24 años en España ha pasado del 39,2% en 2007 (antes de la crisis financiera) al 18,5% en 2020. En casi década y media se ha desplomado a la mitad, tocando su suelo en 2014, cuando se situó en el 16,7%. Sin embargo, en ese mismo intervalo de tiempo, la tasa de empleo de los trabajadores de más edad (de entre 55 y 64 años) ha aumentado más de diez puntos, pasando del 44,5% en 2007 al 54,7% de 2020. Así, la brecha de empleo entre ambos grupos de edad se ha multiplicado por siete en 13 años.
“El principal problema para los jóvenes es que por definición tienen que acceder al mercado laboral y las dos crisis se han caracterizado por un parón de las nuevas contrataciones. A eso se añade, en el caso de la pandemia, que el mecanismo que permitió atenuar el golpe de la crisis, los ERTE, iba dirigido a los colectivos que ya tenían empleo. Por ello, se ha producido algo muy excepcional, y es que en la pandemia el empleo ha seguido subiendo para los más mayores”, indica Torres.
Sin embargo, este economista advierte de que el problema de la precariedad laboral de los jóvenes no se solucionaría jubilando antes a las personas de más edad, ya que “no hay un efecto de sustitución de unos por otros”. “En una industria esto puede pasar, pero en la economía en general no existe un número de horas a repartir entre todos. La economía de mercado no es un juego de suma cero en el que, si yo gano vendiendo una cosa, el otro pierde. En la economía se crean unas dinámicas en las que se trata de hacer el pastel más grande y que así se beneficien todos. Unos se beneficiarán más que otros”, explica, por su parte, Valentín Pich, presidente del Consejo General de Economistas.