Las sociedades de cheque en blanco (SPAC, en la jerga) fueron un boom el año pasado y continúan en la cresta de la ola en 2021. Son sociedades con un propósito especial de compra con las que se puede captar capital, hacer adquisiciones y promover salidas a Bolsa. La CNMV se ha puesto manos a la obra puso manos a la obra para impulsar este vehículo financiero. En su informe del tercer trimestre del año, el supervisor explica que ha mantenido reuniones con bancos de inversión y despachos de abogados, con promotores de potenciales.
En los últimos años se ha producido un auge de las SPAC en los mercados estadounidenses, con una emisión de más de 80.000 millones de dólares en 2020 y más de 110.000 millones en lo que llevamos de 2021. En el Viejo Continente el importe de los estrenos ha sido muy inferior, con unos 7.000 millones de euros el año pasado. Reino Unido, Francia, Países Bajos y Luxemburgo han sido los países en los que se han producido.
El Ministerio de Asuntos Económicos publicó el pasado mayo un anteproyecto para reformar la ley del mercado para facilitar la llegada de estas sociedades asesorado por la CNMV. En cualquier caso, el supervisor defiende que no es necesario ningún cambio legal para que las SPAC se estrenen en España con todas las garantías.
El organismo que preside Rodrigo Buenaventura, además de mantener reuniones con los impulsores directos de las SPAC, ha revisado borradores de posible normativa, participado en los grupos de ESMA y de la Organización Internacional de Comisiones de Valores (IOSCO) que han desarrollado o analizado iniciativas sobre las SPAC, y ha mantenido contactos con otros supervisores.
El objetivo es que el mercado español también se convierta en un lugar amigable para este tipo de instrumentos, incluso sin tocar las leyes. En la norma sometida a proceso de aprobación del ministerio que dirige Nadia Calviño se aclaró la posibilidad de que los inversores se desvincularan de la SPAC (derecho de separación con la devolución del dinero invertido) en caso de que el accionista no esté de acuerdo con el objetivo de compra de la SPAC. Pero la CNMV considera que ha definido ya su enfoque supervisor para las operaciones que puedan presentarse en los próximos meses, con base en el marco legal vigente, “que no impide la verificación de estas operaciones en la actualidad”.
El mercado, en todo caso, reclama que aparezca negro sobre blanco que no afloren las plusvalías en el momento de la fusión, lo que obligaría al inversor a tributar por ellas. Si la SPAC compra acciones de una empresa no cotizada a 10 euros, cuando estas tenían un valor de 5 euros, aflorarían plusvalías de 5 euros por título. El objetivo es que la ganancia no tenga que tributar cuando se ejecute la unión.
La CNMV explica en el documento publicado este martes que ha planteado una serie de criterios de supervisión que deben tenerse en cuenta en las salidas a Bolsa de las SPAC, así como en su posterior vida como sociedades cotizadas. En primer lugar, deben publicar un folleto con los riesgos asociados a los conflictos de interés del promotor, su forma de remuneración, los compromisos de lock-up (periodo en el que se comprometen a no vender acciones), entre otros avisos.
Para salir a Bolsa, la CNMV anticipa que las acciones deben tener un nivel de liquidez y difusión adecuadas para este tipo de vehículos, que suelen adquirir sociedades cuyo tamaño es dos o tres veces el de la SPAC. De entrada, señala que, “con carácter general, dichos niveles se alcanzan con al menos 50 inversores y 50 millones de euros de capitalización, si bien dichos parámetros no están fijados en ninguna norma y podrán ser modulables”.