En el año 2021 la tasa de dependencia que mide la relación entre la población activa y la dependiente es de 54,77% y en 2050 será de 83,74%. El crecimiento se agrava debido a que en los próximos años el número de pensionistas por jubilación repuntará considerablemente, al producirse el retiro de la generación del baby boom.
Y es que el progresivo retiro de esta generación, que es la más numerosa de la historia en España, arriesga las cuentas de la Seguridad Social. A partir de 2024, esta generación que nació entre 1957 y hasta 1977, y aglutina a casi 8 millones de españoles, significará un trasvase progresivo de población en edad de trabajar que genera cotizaciones a ser el gran agujero del gasto en pensiones.
Otros problemas pueden añadirse a este desequilibrio son, recoge la financiera OVB, la disminución de la inmigración o la tasa de paro más alta de la UE (14,1% de la población activa frente al 6,5% de la media europea), dos males del mercado laboral en nuestro país. Así, el desacople progresivo del coste neto de las pensiones supone un desajuste entre los ingresos y el gasto. Esta balanza se decanta del lado del gasto desde hace más de una década.
Concretamente, el gasto en pensiones medio por jubilado creció mucho más rápido que el salario promedio (los nuevos jubilados acceden a una pensión media más elevada, puesto que han cotizado por bases mayores, mientras que los nuevos cotizantes se incorporan con salarios más bajos y, por tanto, sus bases de cotización son menores). Siguiendo la nómina de pensiones que publica mensualmente el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, el gasto en pensiones aumenta a un ritmo mayor que el número de pensionistas. Todo ello pone de manifiesto la dificultad de mantener en equilibrio la sostenibilidad del sistema.
Actualmente, el gasto en pensiones supera de forma amplia los 10.000 millones de euros mensuales, a lo que habría que añadir la revalorización como carga extra por su indexación a la evolución del IPC. Esto se traduce en un 12% del PIB que se ha consolidado, al menos, en los tres primeros meses del año. Con todo, el gasto estructural a largo plazo de las pensiones coparía el 74% del aumento del gasto público hasta 2050. Actualmente, la deuda de las Administraciones Públicas españolas se coloca en el 122,1% del PIB según los datos del Banco de España del tercer trimestre, y en el ecuador de siglo sumaría 70 puntos, de los que un 52 puntos -prácticamente tres cuartos del incremento de deuda pública- sería gasto estructural de pensiones.
Son datos extraídos de las simulaciones en diferentes escenarios que realiza la AIReF para mitad de siglo, confirmados por sus propios técnicos. En la vista a largo plazo, la auditora pública dibuja un horizonte negativo y prevé un crecimiento de la deuda pública hasta una ratio estratosférica del 191% sobre el PIB español en un escenario central sin cambios en política fiscal.
La AIReF matiza en el aumento de la deuda pública por el factor del envejecimiento de la población española. Según el último observatorio de deuda, la ratio de deuda sobre PIB retomará una senda ascendente bajo la hipótesis de un escenario sin cambio de políticas, un crecimiento medio nominal del 3,3% y un déficit estructural primario constante de dos puntos y medio de PIB a partir de 2024.