Una de las actividades más afectadas ha sido el textil, que sigue sin levantar cabeza desde marzo de 2020. “La limitación de reunión y la falta de movilidad ha propiciado que la gente no haya renovado vestuarios”, recalca Eduardo Zamácola, presidente de la patronal Acotex. El último barómetro elaborado por la organización traía una sorpresa en el sombrío panorama de los últimos quince meses: las ventas apenas descendieron en junio un 0,3% respecto al mismo mes de 2020, el descenso más leve desde que arrancó la pandemia. “El dato es positivo, pero hay que cogerlo con pinzas. En junio, todas las ventas son promociones y rebajas, con lo que en muchos casos desaparecen los márgenes”, asegura Zamácola. Pese al repunte experimentado en junio, las ventas están un 35% por debajo de los niveles precrisis.
El optimismo reciente se torna en pesimismo cuando el análisis se dirige al mercado laboral. “En la pandemia echaron el cierre el 25% de los comercios y solo se ha perdido un 13% del empleo. Esos doce puntos de diferencia señalan a los 30.000 trabajadores que están en ERTE de fuerza mayor y no van a recuperar el empleo cuando desaparezcan las suspensiones de empleo”. El presidente de Acotex resalta las contradicciones de la normativa laboral surgida de la pandemia. “No tiene sentido que con un 40% de caída de ventas no se pueda despedir y que haya que asegurar los puestos de trabajo hasta seis meses después de finalizado el ERTE de fuerza mayor. Hemos pedido al Gobierno que se nos ayude a despedir y un buen instrumento sería el Fondo de Garantía Salarial (Fogasa)”.
Este fondo paga las retribuciones de los trabajadores en caso de insolvencia o concurso de acreedores. La petición de la patronal, que trata de elevar la protección de los afectados ante un despido inevitable, no ha obtenido por ahora ninguna respuesta por parte de la Administración, En cualquier caso, desde Acotex subrayan que es importante mantener los ERTE de fuerza mayor con sus bonificaciones hasta que no se recupere completamente la normalidad.
Desde la patronal del textil insisten, sin embargo, en el que el verdadero problema que vive ahora el comercio no es el de las ventas, si no el cierre del grifo bancario. “Tenemos muy poca capacidad de comprar producto, ya que la banca ha retirado de forma masiva el crédito a las empresas. Creemos que una buena manera de compensarlo podría ser a través de la aseguradora de crédito estatal Cesce, cubriendo operaciones comerciales”, incide Zamácola, que señala que también se ha pedido una reducción del IVA como condición sine qua non para que la gente vuelva a las tiendas.