El Plan Nacional de Respuesta al Impacto de Guerra en Ucrania impulsado por el Gobierno, consistente en un paquete de recortes fiscales a la energía, bonificaciones sobre el precio de los carburantes y ayudas a los sectores más golpeados por valor de 6.000 millones de euros y otros 10.000 en créditos avalados por el ICO, amenaza con frenar en seco el drenaje del elevado déficit público generado durante la pandemia de Covid que el Ejecutivo había fiado a la reactivación económica. Esta es la principal conclusión a la que ha llegado BBVA Research, en su último Observatorio Fiscal, que publicará hoy y al que ha tenido acceso este diario. El documento estima, concretamente, que la rebaja de déficit se limitará a ocho décimas de PIB, frente a la reducción de 3,3 puntos de 2021 o la de dos puntos que se preveía inicialmente para 2022.
El informe del servicio de estudios de BBVA refleja que, tras dispararse del 3,9% al 10,1% del PIB en 2020 para costear la factura de la pandemia, el déficit cerró 2021 en el 6,8%. La mejora se sustentó fundamentalmente en la recuperación de la actividad, gracias a un rebote del PIB que pasó de caer un 10,8% a subir un 5,1%, y en su impulso sobre la recaudación tributaria, que creció al 15,3% (doblando el avance del PIB nominal, del 7,4%). El doble efecto produjo "un ajuste cíclico del saldo público cercano a 2,6 puntos de PIB", mientras que el menor coste de las medidas de respuesta al Covid permitió aminorar el desajuste presupuestario en otras seis décimas y la reducción del coste de los intereses en otra décima adicional.
De cara a 2022, sin embargo, BBVA Research advierte de que "la invasión de Ucrania y las medidas para paliar el encarecimiento de la energía estarían frenando la recuperación de los ingresos". A su vez, asume que "el crecimiento del gasto seguirá moderado, a medida que los efectos del Covid-19 disminuyan y compensen parte del esfuerzo para mitigar los efectos de la guerra", pero que el saldo neto será el de una reducción del déficit sensiblemente menor a la de 2021.
En concreto, sus analistas estiman que el agujero fiscal solo se reducirá del 6,8% al 6%, frente al 4,8% que esperaban hace tres meses o el 5% que aún espera Hacienda. "Así, el saldo primario ajustado de ciclo se deterioraría 2,2 puntos porcentuales" por las distintas medidas desplegadas para hacer frente a la guerra y la inflación, incluyendo las rebajas de la fiscalidad eléctrica (0,5 puntos porcentuales); la bonificación del precio de los carburantes (0,2 puntos); las ayudas directas y medidas de protección social (0,4 puntos); las subidas de pensiones y salarios (0,5 puntos), y otras iniciativas extraordinarias (0,2).
A partir de ahí, sin cambios de política fiscal en el horizonte -a falta de ver si el Gobierno acaba impulsando una reforma tributaria-, y asumiendo que las medidas ante la guerra tendrán carácter temporal, BBVA estima que el déficit se reducirá en 2023 al 4,6%, al calor del crecimiento económico. La cifra situaría el desajuste algo por encima de las previsiones del Ejecutivo, que aspira a recortar el déficit al 4% el próximo ejercicio y al 3,2% el siguiente.
Más allá, BBVA Research dibuja una serie de riesgos en el horizonte. Para empezar, alerta: "La guerra en Ucrania genera nuevas necesidades de inversión asociadas a la exigencia de aumentar la producción de energías renovables y reducir la dependencia energética, que podría convertirse en permanente, aumentando el déficit estructural". En paralelo, "el elevado nivel de deuda pública es un factor de vulnerabilidad" creciente ante el riesgo de que los bancos centrales comiencen a normalizar la política monetaria y a retirar estímulos para paliar la inflación. Finalmente, se teme que la ejecución del Plan de Recuperación resulte más lenta de lo esperado, advierte.