La vicepresidenta Segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y el ministro de Inclusión, Seguridad Social, y Migraciones, José Luis Escrivá, han detectado ya, en la segunda quincena de julio, que la creación de empleo se está ralentizando, empieza a frenarse, según reconocieron los dos ayer. El mismo día que el Instituto Nacional de Estadística publicó la Encuesta de Población Activa del II trimestre, que fue muy positiva.
Sin embargo, Díaz y Escrivá tienen información puntual sobre la evolución del mercado de trabajo, porque todas las mañanas reciben el dato diario de cómo va la afiliación de trabajadores ocupados en la Seguridad Social y de desempleados en las oficinas del servicio público de empleo.
La ralentización de la creación de empleo se produce con el crecimiento exponencial de la inflación, cuya tasa interanual en junio fue del 10,2%. Esto se debe al fuerte incremento de los precios energéticos, como consecuencia de la guerra de Ucrania, y del impacto que está causando en otros sectores. Por ejemplo, en el transporte y en la alimentación. Y, además, los sectores turísticos han aprovechado la demanda de vacaciones de los ciudadanos, después de dos años de pandemia, para incrementar los precios notablemente.
En este contexto, en declaraciones a Radio Nacional, Díaz apuntó que en su Ministerio han empezado a observar "ciertos síntomas en el mercado de trabajo, debido al escenario de máxima incertidumbre" producido por los efectos de la guerra de Ucrania en la economía.
La vicepresidenta expresó su temor por los efectos negativos que podría tener en la economía europea y en la española un eventual corte en el suministro de gas de Alemania. Es decir, el peligro de que la primera economía europea entre en recesión y, con ello, repercuta en sus primeros socios comerciales de la Unión Europea. España entre ellos. Por todas estas razones, Díaz señaló que en "[el Gobierno] no sabemos lo que va a suceder en septiembre u octubre". Precisamente, las declaraciones de Díaz contrastan con el optimismo que el pasado martes mostró la vicepresidenta Primera y ministra de Economía, Nadia Calviño. Su pronóstico es de un crecimiento del 4,3% para este año, y del 2,7%, para 2023. Bien es verdad que, en este último ejercicio, Calviño rebajó 8 décimas su previsión respecto a la primavera.
Igual que Díaz el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, reconoció que ha detectado "una cierta ralentización del ritmo de crecimiento del empleo. Fundamentalmente en los últimos quince días" de julio.
En una intervención ante el Consejo General de Economistas, Escrivá atribuyó este hecho a dos razones, fundamentalmente: en primer lugar, a que, en la primera mitad del año, las empresas ya han tomado la mayoría de las decisiones de contratación. "Da la sensación de que se ha producido un adelanto en las decisiones de empleo" y, por esta razón, son tan buenas las cifras de empleo del primer semestre. Sin embargo, el ministro reconoció que, "en algún momento, estábamos esperando una ralentización, porque no era sostenible este crecimiento".
En segundo lugar, Escrivá también atribuyó la ralentización en la creación de empleo a lo que está ocurriendo en las administraciones públicas y en la educación. "Es el sector que está registrando una ralentización más grande o un comportamiento menos dinámico respecto a lo que es habitual en julio. Tenemos que ver qué es lo que ocurre ahí", dijo Escrivá.