La vicepresidenta Segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, planteará cuando corresponda en el diálogo social, este mismo trimestre, que el salario mínimo interprofesional (SMI) suba 34 o 35 euros en 2022, exactamente. Hasta los 999 o 1.000 euros mensuales, con un incremento del 3,5% respecto a los 965 euros del último cuatrimestre de este año. En términos anuales, por catorce pagas, el SMI pasaría así de 13.510 euros a los 14.000 euros.
Es el resultado del pacto al que llegó Díaz el pasado 16 de septiembre con los sindicatos CCOO y UGT. El acuerdo, que no está escrito, es que las centrales aceptaron subir a 15 euros el SMI en el último cuatrimestre de 2021, hasta los 965 euros al mes, a cambio del compromiso del Gobierno de que en los dos próximos años -hasta 2023- la renta llegue al 60% del salario medio. Hoy por hoy, 1.049 o 1.050 euros al mes, según confirmaron las diferentes fuentes gubernamentales y sindicales, consultadas por EXPANSIÓN.
La comisión de expertos, nombrada por Yolanda Díaz, que analizó la subida del SMI, recomendó “retrasar la parte principal del aumento [de la renta] en los años 2022 y 2023”. Esto se traduce en las siguientes cifras: un incremento de 15 euros en 2021, lo que, en términos relativos, supone un incremento del 1,6%, hasta los 965 euros.
En segundo lugar, en 2022, dentro de la horquilla correspondiente, los expertos recomiendan al Gobierno escoger la senda central, con un incremento adicional de 31 euros, lo que supone un 3,2% más respecto a 2021. Sin embargo, el plan del Gobierno y de los sindicatos es fijar una subida del 3,5%, lo que significa 34 euros más. Así, hasta los 999 euros, muy cerca de los 1.000 euros al mes, como quieren los sindicatos y que tanto han reivindicado en los últimos años.
Es más, el objetivo central de CCOO y UGT es colocar en esta cifra el salario mínimo en toda la economía. Tanto en el sector público, como en el sector privado. De hecho, el último acuerdo sobre la negociación colectiva que CCOO y UGT firmaron en 2018 con las patronales CEOE y Cepyme recogía esta aspiración de las centrales. Acuerdo que no se ha cumplido en muchísimas empresas. Entre otras cosas, por los efectos económicos de la crisis del coronavirus.
Ya el secretario general de CCOO, Unai Sordo, el 16 de septiembre pasado, el día del acuerdo sobre el SMI, intentó que quedase por escrito el compromiso del Gobierno de llegar a 999 o 1.000 euros, en 2022, y a 1.049 o 1.050, en 2023. Sin embargo, Díaz y Pepe Álvarez, el secretario general de UGT, le convencieron para dejar el compromiso de palabra, y no escrito. La razón es la siguiente. El rechazo de los presidentes de CEOE, Antonio Garamendi, y de Cepyme, Gerardo Cuerva, ante la subida del SMI a 965 euros, en 2021, podría haber sido mucho más fuerte, si ven también que hay un compromiso para que el SMI suba a 1.000 euros en 2022, y a 1.049, en 2023.
Pero la vicepresidenta primera y ministra de Economía, Nadia Calviño, ha reconocido públicamente que autorizó el acuerdo con los sindicatos. Sin embargo, a la opinión pública sólo trascendió un comunicado del Gobierno, CCOO y UGT con el compromiso de acercar el SMI al 60% del salario medio en 2023. Pero no las cifras.
Además, el Gobierno es consciente de que Garamendi y Cuerva tienen que reaccionar ante las presiones internas que hay en sus organizaciones para responder a la subida del SMI. Sobre todo, los sectores que tienen mucha mano de obra que trabajan con esta renta. Por ejemplo, los sectores de la limpieza, seguridad, de atención a otras empresas. Incluso, la subida del Salario Mínimo en el conjunto de la economía puede afectar directamente a la negociación colectiva en el sector privado.