Pablo Hernández de Cos ha dicho este lunes que el Banco Central Europeo (BCE) mantendrá la "flexibilidad en la política monetaria a fin de evitar una fragmentación europea". En un encuentro realizado por Goldman Sachs, el gobernador del Banco de España ha precisado que, en las condiciones actuales de alta incertidumbre, Bruselas seguirá la misma estrategia que hace dos años, cuando estalló la pandemia. En ese entonces, la flexibilidad en el diseño y la realización de compras de activos ayudó a contrarrestar la transmisión deficiente de la política monetaria.
En un contexto de alta inflación y mayores riesgos al alza por posibles efectos de segunda ronda, las últimas decisiones tomadas por el BCE representan una continuidad en el proceso de normalización de la política monetaria, iniciado en diciembre de 2021. En marzo concluyeron las compras netas de activos bajo el programa de compras de emergencia por la pandemia (PEPP) y se espera que las compras netas de activos bajo el programa de compra de activos (APP) concluya en el tercer trimestre del año. No obstante, De Cos ha asegurado que la política monetaria dependerá de la evolución de las perspectivas de cada país y será un proceso que se caracterizará por la "flexibilidad y la opcionalidad", dada la alta incertidumbre que rodea el panorama económico como consecuencia de la guerra en Ucrania.
El gobernador del BdE ha querido mandar un mensaje de calma, al asegurar que Bruselas está lista para "ajustar todos los instrumentos, incorporando más flexibilidad si se necesita a fin de garantizar que la inflación se sitúe en el 2% a medio plazo", aunque en el corto no descarta que suba aún más. Ha repetido en más de dos ocasiones que la vuelta a la normalidad será gradual, siempre que las expectativas de inflación se mantengan estables. Este gradualismo se justifica, según él, porque la estimación del tipo de interés sigue siendo bajas, lo que debería servir como ancla en cuanto al nivel en el que los tipos de referencia podrían estabilizarse a largo plazo.
En cuanto a las perspectivas de inflación, ha reconocido que la invasión rusa de Ucrania ha intensificado los riesgos de un mayor aumento en los próximos meses, que podría verse reflejado en aumentos salariales superiores a los previstos y un empeoramiento duradero de las condiciones en las ofertas de trabajo. Sin embargo, confía en que en el mediano plazo se conseguirá estabilizar en el 2%. Por el momento, el crecimiento de los salarios se ha mantenido moderado y persiste un mercado laboral sólido.
La situación económica de Europa dependerá de cómo evolucione el conflicto, del impacto de las sanciones actuales y de las posibles medidas adicionales. Sin embargo, a corto plazo, la reapertura de las economías de la zona del euro, tras la última ola de pandemia, seguirá proporcionando cierto apoyo a la actividad económica y al empleo. Además, las medidas fiscales para compensar a los consumidores y a las empresas por el aumento de los precios de la energía, unidas al colchón proporcionado por los ahorros acumulados durante 2019, darán un alivio al consumo y la actividad económica. Eso sí, De Cos reconoce que la guerra obliga al continente a reducir sus perspectivas de crecimiento para este año.