El FMI pide a España que baje la deuda y tome medidas con las pensiones para tener margen frente a una crisis

El FMI pide a España que baje la deuda y tome medidas con las pensiones para tener margen frente a una crisis

El Fondo Monetario Internacional (FMI) avisa a España de que debe continuar con “un ajuste gradual” de sus cuentas públicas y de que debería compensar con medidas el abandono del índice de revalorización de las pensiones que aprobó el Gobierno de Rajoy, esto es: el 0,25% de subida anual. De lo contrario, en ausencia de medidas, el desfase presupuestario no se corregirá. Descenderá al entorno del 2,3% del PIB en 2019, por encima del 1,8% planteado por el Gobierno y muy lejos del 1,3% comprometido con Bruselas. Y en los siguientes años el déficit público irá poco a poco subiendo otra vez hasta el 2,8% del PIB en 2024.

En su informe sobre la situación fiscal de los países publicado este miércoles, el organismo que dirige Christine Lagarde insiste en que los Estados con altos niveles de deuda deben conseguir bajarla para poder tener margen presupuestario con el que afrontar una hipotética recesión. Y entre ellos destaca a España: “Las economías con elevadas deudas deberían aplicar ajustes fiscales graduales (Canadá, Francia, Japón, España, Reino Unido, Estados Unidos), especialmente con la vista puesta en que los saldos fiscales permanezcan dentro de los niveles en los que la deuda se estabiliza a largo plazo, a menos que haya signos de una recesión económica severa”, reza el documento del Fondo.

Y alerta sobre el problema que puede suponer el pago de intereses una vez que los tipos empiecen a subir. “Con cargas de endeudamiento elevado y condiciones financieras más duras, se espera que los pagos de intereses como porcentaje del PIB se eleven en el medio plazo para algunas economías avanzadas (por ejemplo, Canadá, Italia, España y Estados Unidos)”, dice el informe. Y añade que “estos países, así como Bélgica, Francia, Japón y Portugal, todos se enfrentan a necesidades de financiación anuales que van desde el 10% del PIB al 40% en los próximos años”. De hecho, la institución calcula que las Administraciones Públicas españolas precisan financiar en los mercados cerca de un 17% del PIB al año, unos 200.000 millones anuales que se refinanciarían a unos tipos cada vez más elevados. Lo que subiría bastante la partida destinada a intereses, dejando menos espacio para otras políticas. En España, el desembolso por intereses ya alcanza los 30.000 millones de euros y prácticamente duplica el presupuesto dedicado a prestaciones de paro.

No es de extrañar que el Fondo advierta de que el déficit puede tomar una senda alcista entre 2020 y 2024. Justo en esos años comenzará en España la jubilación del baby boom, lo que presionará al alza sobre el gasto en pensiones, la mayor partida del presupuesto público. Por ese motivo, en el capítulo de las pensiones llama de nuevo la atención a España: “Salvaguardar la viabilidad financiera del sistema de pensiones requiere un conjunto amplio de medidas, incluyendo medidas para compensar las implicaciones de la reciente relajación del mecanismo de revalorización en España”, señala. Es decir, pide que se compense haber anulado el 0,25% de incremento anual. En otras ocasiones, el FMI ya ha defendido que, si España va a volver a vincular las subidas de prestaciones con el IPC, entonces tendría que adoptar otras iniciativas para compensar su coste y asegurar así la sostenibilidad de las cuentas de la Seguridad Social.

Al no reducirse el déficit público, el endeudamiento se corregirá de forma muy lenta. Y solo se puede conseguir gracias al crecimiento económico, que eleva el PIB y por tanto reduce la deuda en relación al tamaño de la economía. Según las previsiones del Fondo, la deuda de las Administraciones sobre PIB disminuirá a razón de un punto porcentual al año, desde el 97% registrado en 2018 hasta el 92% en 2024.

En definitiva, países como España, Italia o Francia disponen ahora mismo de poco margen presupuestario para estímulos. Pero en Alemania, donde el crecimiento ha estado ralentizándose, debería emplearse el espacio fiscal disponible para elevar la inversión pública y rebajar la carga fiscal sobre el trabajo, argumenta el FMI.