El BCE mantendrá los tipos bajos o incluso en negativo durante más tiempo

El BCE mantendrá los tipos bajos o incluso en negativo durante más tiempo

La expectación del mercado era máxima para conocer el detalle de la nueva orientación del Banco Central Europeo sobre la política monetaria. Hace dos semanas la institución aprobara un cambio histórico en su objetivo de inflación para tener más flexibilidad frente a las crisis, elevando la meta al 2% a medio plazo, pero dejando margen para sobrepasar ese nivel durante “un periodo transitorio”. El BCE ha certificado que la era de tipos de interés bajos será más larga de lo previsto, sin descartar que se lleguen a situar en terreno negativo.

El BCE mantuvo sin cambios los tipos de interés y dejó la facilidad de depósito –lo que los bancos abonan por dejar su exceso de liquidez en la institución– en el -0,5%, pero se comprometió a mantenerlos en niveles históricamente bajos durante un mayor tiempo para ayudar a que la inflación de la zona euro vuelva al objetivo del 2% “muy antes del final de su horizonte de proyección y de forma duradera”.

“El Consejo de Gobierno espera que los tipos de interés oficiales del BCE continúen en sus niveles actuales, o en niveles inferiores, hasta que observe que la inflación se sitúa en el 2% bastante antes del final de su horizonte de proyección y de forma duradera en el resto de dicho horizonte, y considere que el progreso realizado de la inflación subyacente está suficientemente avanzado para ser compatible con una estabilización de la inflación en el 2% a medio plazo. Ello también podría implicar un período transitorio en el que la inflación sea moderadamente superior al objetivo”, apuntó el comunicado. Con ello, la institución ratifica que no elevará los tipos aunque la inflación supere el 2% de forma puntual y deja entrever que la subida de tipos se producirá más tarde de lo inicialmente previsto.

La institución optó por cambiar radicalmente la redacción del comunicado posterior a la reunión de su Consejo de Gobierno, algo que ya había desvelado la propia Lagarde la semana pasada cuando adelantó que habría “cambios interesantes”. Un cambio que fue descrito como pasar “vino viejo a una botella nueva” por Carsten Brzeski, el economista jefe en Alemania de ING.

Lagarde aseguró que esperan que la inflación siga en aumento en los próximos meses –el dato de junio se situó en el 1,9%– para disminuir a principios de 2022 y situarse en el 1,4% en 2023. Recordó que la actual subida está provocada por el alza de los precios energéticos y por los efectos base, pero confió en que esos elementos desaparezcan en el arranque el próximo año.

El BCE mantiene intacto el programa de compras de deuda de emergencia pandémica (PEPP) e insiste en que funcionará al menos hasta finales de marzo de 2022 o “hasta que considere que la fase de crisis por el coronavirus ha finalizado”, recordó ayer, pero aclarando que puede recalibrarlo si es necesario. La institución seguirá además reinvirtiendo los rendimientos de los bonos adquiridos en el marco del PEPP que vayan venciendo hasta, al menos, el final del 2023.

Lagarde explicó además que este trimestre las adquisiciones del programa, dotado de 1,85 billones de euros, se harán “a un ritmo significativamente mayor que durante los primeros meses del año”. Esto implicará una reducción significativa en el cuarto trimestre del año y podría retrasar la finalización del PEPP más allá de 2022. Con todo, aclaró que el Consejo de Gobierno no debatió cuál será el futuro del programa de compra de deuda pandémica y cuándo será analizado, algo que el mercado ha alejado y retrasa ya a la reunión de diciembre.

La presidenta del BCE reconoció algunas discrepancias en el seno del Consejo de Gobierno sobre la recalibración de la orientación de la institución, que no fue aprobada de forma unánime, pero sí “con una mayoría aprobada”.