El Banco de España asegura que los ERTE iniciados en los primeros meses de la pandemia en 2020 han mostrado “una elevada efectividad a la hora de facilitar la vuelta al empleo tras las medidas de confinamiento y limitaciones a la actividad en el segundo trimestre del año”. En un artículo publicado hoy señala que fueron “un mecanismo efectivo de ajuste de los costes laborales de las empresas que hubiera acabado favoreciendo la vuelta al empleo tras el progresivo levantamiento de las restricciones”. Casi el 70% de los asalariados en ERTE en el segundo trimestre, volvieron a su puesto de trabajo en el tercero.
Sin embargo, no recoge la misma impresión para los ERTE iniciados en el tercer trimestre o para los de duración más elevada. “Los resultados son menos concluyentes en relación con sus implicaciones de política económica”, afirman los autores del texto. La probabilidad de volver al empleo bajó hasta un 32% de los acogidos a un ERTE. Por ello, aconsejan mantener las ayudas a las empresas de los sectores más afectados por la pandemia “hasta que se supere la crisis sanitaria”. La protección podría vincularse, añaden, “de forma más directa” a la formación de los trabajadores afectados que, hasta ahora, “ha sido relativamente reducida”.
El análisis publicado por el Banco de España, que se basa en los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), concluye que la vuelta al trabajo de los empleados en los ERTE de la primera ola es “muy superior” a las reincorporaciones de los que perdieron su empleo y no estaban protegidos por este mecanismo. En porcentaje, los que se quedaron sin trabajo entre abril y junio y lograron encontrar otro un trimestre más tarde fue del 40%.
Los expedientes de regulación temporal de empleo fueron muy utilizados desde el inicio de la pandemia. En el primer trimestre, había casi un 4% de asalariados acogidos a uno de ellos, porcentaje que se incrementó hasta el 21,9% en el segundo trimestre. A partir de junio se redujo hasta el 5,3% en los meses de verano y el año acabó con un 4,7%. Casi el 80% de los trabajadores en ERTE en el segundo trimestre lo estaban en el tipo de suspensión de empleo y el resto, en disminución de su jornada laboral. El artículo destaca la diferencia de cantidad respecto a la anterior crisis económica, entre 2009 y 2012, cuando los trabajadores en ERTE eran el 0,5% del total de asalariados.
La efectividad de los ERTE de la primera ola de la pandemia fue generalizada en todos los sectores y grupos de edad, sexo y formación. La reducción observada a partir del tercer trimestre también fue compartida por la mayor parte de los colectivos, según el estudio, aunque predominaron entre los que no recuperaron el trabajo mujeres, jóvenes y trabajadores menos formados. La construcción, la hostelería y el comercio fueron las ramas de actividad que menos asalariados en ERTE recuperaron.