La declaración de intenciones de su presidenta, Christine Lagarde, que hace unos días anticipó “cambios interesantes” en las indicaciones sobre la orientación futura de su política monetaria, ha despertado el interés de los mercados. El actual contexto de resurgimiento de la pandemia en gran parte de Europa sigue siendo favorable para mantener una política monetaria acomodaticia. Además, tras su reciente revisión de los objetivos de inflación, el mercado espera ahora algún anuncio en torno a las compras de emergencia por pandemia (PEPP) que podrían “cambiar de formato”. El consenso apunta en cualquier caso que los tipos se mantendrán muy bajos durante más tiempo de lo esperado.
La política monetaria seguirá apoyando la recuperación, esperan los analistas de Generali Insurance AM. “El BCE dejó claro que el mantenimiento de unas condiciones de financiación favorables es una prioridad”. “Se espera que la reunión de política monetaria del Banco Central Europeo del 22 de julio brinde a la presidenta Christine Lagarde la oportunidad de reiterar su compromiso de continuar siendo extremadamente cautelosa y mantener una política monetaria acomodaticia”, señala Franck Dixmier, director de Inversiones Global de Renta Fija de Allianz Global Investors en una nota a los clientes.
Por su parte, François Rimeu, estratega senior de La Française AM, contempla que el comunicado previo del BCE evolucione hacia una “declaración de política monetaria más explícita y concisa”. Y añade que la autoridad monetaria “insista en la necesidad de tener una respuesta “contundente y persistente” cuando los tipos estén en el nivel más bajo.
En cualquier caso, la política del BCE diferirá cada vez más de la de la Reserva Federal de EE UU, añade Dixmier. Del banco central estadounidense se espera que anuncie una política de reducción a finales del verano que se implementará a principios de 2022. Pero en el caso del BCE “está en total alineación de intereses con los estados miembros de la zona euro”. De esta forma, explica, el mantenimiento de tipos de financiación muy bajos, junto con unas perspectivas de inflación más elevadas a medio plazo si el BCE logra su objetivo, “debería permitirles gestionar la sostenibilidad de su deuda e implementar las reformas estructurales necesarias para aumentar el crecimiento potencial”.
Recientemente, el BCE anunció un cambio histórico en los objetivos de inflación y ahora contempla un objetivo de inflación simétrico del 2% a medio plazo, frente al nivel “inferior, aunque próximo” al 2% que mantenía hasta ahora. “Esperamos que esta nueva orientación futura se incline hacia una postura monetaria más acomodaticia, teniendo en cuenta el nuevo objetivo de inflación del 2% (frente a “cerca, pero por debajo del 2%”) y el hecho de que tolerarán una inflación moderadamente superior al 2%”, apunta François Rimeu, estratega senior de La Française AM, en una nota.
Thomas Hempell, jefe de análisis macro y de Mercado, Martin Wolburg, economista senior y Paolo Zanghieri economista senior, en Generali Insurance AM, todavía hay suficiente dinero en la dotación del PEPP para mantener el actual ritmo de compras (gráfico 4). Alcanzar la senda de inflación prepandémica es fundamental para el BCE, lo que no ocurrirá ni siquiera en 2023 según las últimas proyecciones del BCE. Rimeu, estratega senior de La Française AM, no espera ninguna aclaración sobre el final del Programa de Compras de Emergencia (PEPP) y el posible aumento del Programa de Compra de Activos (APP) después de marzo de 2022. Esas decisiones “se dejarán para la reunión de septiembre o el foro del BCE en Sintra (28-29 de septiembre)”.
“Esperamos que el BCE probablemente mantenga un tono cauteloso en el frente económico, debido a la preocupación por la variante delta de COVID-19”, señala Rimeu.