La previsión oficial del Gobierno de que la economía española rebotaría un 7% este año apoyada en la inversión de las ayudas europeas del Plan de Recuperación, con la que se elaboró el Proyecto de Presupuestos Generales del Estado, se ha mantenido inalterada pese a la ralentización del PIB, el galopante alza de los precios, o los atascos en las cadenas de producción y distribución que comenzaron a hacerse notar el año pasado y se han visto acentuadas tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Sin embargo, una oleada de revisiones a la baja de las principales entidades de análisis macroeconómico presiona ya al Ejecutivo para que admita un recorte cercano a los tres puntos en la tasa de avance de la actividad de cara a la revisión del cuadro macroeconómico que debe actualizar para Bruselas antes de fin de mes.
La última gran casa de estudios en revisar a la baja sus proyecciones ha sido CaixaBank, en cuyo último informe mensual de situación recorta en 1,3 puntos su estimación de crecimiento del PIB español para 2022 hasta el 4,2%, frente al 5,5% que mantenía hasta la fecha. La revisión está fuertemente marcada por el alza de la inflación, que asume que concluirá el ejercicio con una media anual del 6,8%, 2,3 puntos por encima de su anterior estimación. "La guerra en Ucrania tendrá un impacto significativo sobre la economía española y ya se comienzan a manifestar algunos efectos", reza el informe de CaixaBank Research que, aunque admite que los datos todavía son preliminares como para calcular la magnitud del impacto final, "confirman que la elevada incertidumbre y el aumento de los precios son dos de los principales canales de impacto de la guerra en Ucrania sobre la economía española".
"Cabe destacar que los principales canales de impacto directo del conflicto de Ucrania (aumentos en los precios del gas, que se trasladan al precio de la electricidad, del petróleo y de los alimentos) ya se han reflejado en el dato de inflación de marzo", cuando el Índice de Precios de Consumo (IPC) protagonizó un repunte de 9,8% interanual, rozando ya los dos dígitos, a su nivel más alto desde mayo de 1985. "Los elevados precios de la energía han seguido filtrándose a los demás componentes de la cesta de consumo al aumentar los costes de transporte y producción. Esta tendencia seguirá empujando la inflación subyacente al alza", advierte CaixaBank Research, sobre un indicador que avanza ya al 3,4%.
La valoración del servicio de estudios de CaixaBank Research es solo la última de una oleada de recorte de proyecciones emitida en los últimos días por algunos de los principales analistas del país. La menos adversa es la del Banco de España, que ha rebajado del 5,4% al 4,5% su estimación de crecimiento económico para el año pese a temer que la inflación media del ejercicio se acabará disparando al 7,5%, el doble de lo estimado hasta la fecha y la previsión más dura de las publicadas en los últimos tiempos. En líneas similares se ha pronunciado la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef), que ha reducido el aumento de la actividad del 6,3% al 4,3% al disparar el alza de precios esperada del 1,8% al 6,2%. El organismo que preside Cristina Herrero alerta además de que la coyuntura restará empuje a los fondos europeos asociados al Plan de Recuperación, cuyo efecto multiplicador baja ya de la unidad, pasando del 1,2 al 0,9, es decir, que cada euro invertido dejará solo 90 céntimos en la economía.
La visión de las autoridades coincide a grandes rasgos con la de los analistas privados. Así, Funcas ha recortado la estimación de crecimiento del PIB del 5,6 al 4,2% y elevado la inflación del 1,4% al 6,8% y BBVA Research espera ya un avance económico del 4,1%, frente al 6,8% inicialmente planteado, el más cercano al proyectado por Economía, asumiendo también que los precios subirán un 6,8%. La visión más pesimista en cuanto a la ralentización del crecimiento es la que aporta el Consejo General de Economistas, que apunta a una horquilla de incremento del PIB de entre el 3,7% y el 3,9%, por debajo ya del 4%.