Un total de 1.366 compañías trasladaron su sede social de una autonomía a otra entre enero y marzo de este año, según un informe publicado ayer por Informa D&B. 469 pusieron rumbo a Madrid. Navarra y Cataluña registraron los mayores saldos negativos, con la pérdida neta de 46 y 32 empresas, respectivamente.
Entre enero y marzo, 57 empresas salieron de Navarra frente a las 11 que entraron, arrojando un saldo negativo de 46, el mayor de todas las autonomías. Le sigue Cataluña, con el éxodo de 225 compañías y la llegada de 193, lo que se traduce en la pérdida de otras 32 empresas que se suman a las casi 5.000 fugadas desde 2017.
Salvando las distancias, Cataluña y Navarra comparten un clima de inestabilidad política e institucional que provoca alergia en el empresariado. La primera, enrocada en el proceso y en su pulso con el Estado, y la segunda con un gobierno socialista sustentado por los proetarras de EH Bildu y formaciones neocomunistas como Podemos e Izquierda-Ezquerra, cuya ideología no es precisamente favorecedora de la inversión privada ni un reclamo para las empresas.
Al otro lado de la balanza se encuentra Madrid, que año tras año se afianza como el destino preferente de las compañías que deciden emigrar a otra región. De las 1.366 empresas que trasladaron su domicilio social en el primer trimestre, 469 lo hicieron con rumbo a Madrid, el 34% del total. La comunidad no es inmune a la marcha de compañías, pero habitualmente entran más de las que salen; en concreto, entre enero y marzo se fueron 381 frente a esas 469 que llegaron, lo que deja un balance positivo de 88 empresas, el más elevado entre las CCAA y el cuádruple que la segunda región con mayor saldo positivo: la Comunidad Valenciana, con 22.
De las 469 compañías que aterrizaron en Madrid, 109 provenían de Cataluña, el 23% del total, frente a las 98 empresas madrileñas que se mudaron a Cataluña. El segundo mayor trasvase a Madrid se produjo desde Andalucía, con el traslado de 76 compañías. La comunidad madrileña se afianza como gran polo de atracción en la movilidad empresarial entre territorios, gracias a su moderada fiscalidad, su estabilidad política e institucional, su seguridad jurídica, y su red de infraestructuras.