La Comisión Europea ha dado el visto bueno al borrador del ejercicio presupuestario que el Gobierno de Pedro Sánchez presentó el pasado mes de octubre. Según Bruselas, prevé ajustes importantes de reducción del gasto, al tiempo que hace uso de los fondos europeos del plan de recuperación para relanzar la inversión y apoyar la economía.
Mientras que en buena parte de países de la eurozona es el gasto corriente y las inversiones nacionales son el principal motor de la recuperación, en España lo será el uso de fondos europeos. Esto supone un cambio en su postura fiscal, que será contractiva en 2022. Bruselas entiende que el gobierno hizo uso del margen que dio la suspensión del Pacto de Estabilidad y Crecimiento -que establece límites de deuda y déficit de un 60% y 3% respectivamente- durante 2020 y buena parte de 2021, muy por encima de la media europea, y debe ahora controlar la deuda.
“Si se observa bien la proyección que hacemos para nuestras previsiones para el próximo año, se ve un repunte bastante fuerte en España”, explica una alta fuente europea. “Así que también es una cuestión de tiempo de la propia recuperación”, añade sobre una posible política fiscal expansionista en el futuro. Aunque reconoce que, efectivamente, el gobierno español apuesta por una política fiscal más conservadora, entiende que en España la contribución que viene de la financiación de la UE es “muy alentadora”, al ser el primer país que ha solicitado el pago a la Comisión.
“Tal como recomendó el Consejo, España tiene previsto seguir apoyando la recuperación haciendo uso del Mecanismo de Recuperación y Reactivación para financiar inversiones adicionales”, explica el documento publicado por la Comisión, “dado el nivel de deuda pública de España y los elevados retos de sostenibilidad a medio plazo antes del estallido de la pandemia COVID-19, al adoptar medidas presupuestarias de apoyo, es importante preservar una política fiscal prudente para garantizar la sostenibilidad de las finanzas públicas a medio plazo”.
España, junto con Bélgica, Francia, Grecia e Italia, se encuentra de hecho entre los países más endeudados de la zona euro. De hecho, mientras la Comisión aplaude la política conservadora de Sánchez, advierte a Italia, de que el límite al gasto corriente no es suficiente. Bruselas seguirá de cerca la evolución de la deuda y el déficit en estos países.
Pero España también se encuentra entre los mayores beneficiaros de los fondos europeos y entre los que más uso harán de estos tanto en 2021 como en 2022, donde la contribución al PIB debería estar en torno al 1% según los cálculos de Bruselas. De momento, la Comisión entiende que las medidas incluidas en el presupuesto español van en la dirección adecuada, fomentando la transición digital, “aumentando la conectividad y reforzando la ciberseguridad”. En cualquier caso, el ejecutivo comunitario llama a España a revisar periódicamente su política fiscal para adecuarla a los cambios, teniendo en cuenta la importancia de la recuperación. Aunque nuestro país será el último en alcanzar niveles de crecimiento previos a la pandemia, ya en 2023, tal y como prevén las últimas previsiones económicas de la propia Comisión.