Lo hará hasta noviembre de 2026, y lo hizo sin sorpresas a pesar de que, a última hora, hace apenas dos semanas, le salió una contrincante, la vicepresidenta de la patronal catalana Foment del Treball, Virgina Guinda. Sin embargo, tal y como estaba previsto, no hubo sorpresas y el revalidado presidente de la patronal obtuvo ayer 534 votos de los 643 que emitieron los vocales de la organización, lo que supuso un respaldo del 83%, frente a los 87 votos que obtuvo su rival (13%). Junto a ello hubo 14 votos en contra y 8 nulos; además de 101 abstenciones de las 784 vocalías (la cifra inicial de 789 se redujo finalmente por no estar algunas organizaciones al día de pago). Si bien este volumen de abstención se explica por no existir el voto telemático ni por correo y porque, en general, la mayoría en CEOE daba por hecha la victoria de Garamendi, por lo algunos electores no se desplazaron a Madrid para votar.
No obstante, la sola existencia de la candidatura alternativa de Guinda o quizás por cómo se fraguó -tras la insistencia del presidente de Foment, Josep Sánchez Llibre, para que alguien plantara cara a Garamendi- imprimió ayer cierta frialdad en el ambiente durante las votaciones e incluso tras conocerse el resultado. Guinda no intervino en la asamblea, pese a que fuentes patronales aseguraron que tuvo esa posibilidad, y el discurso de Garamendi tras la victoria fue también corto y conciso. Entre ellos apenas hubo un saludo cordial momentos antes de conocerse el resultado.
Una vez conocida su victoria, Garamendi arrancó su intervención con agradecimientos a su familia, a los trabajadores de CEOE y a todos los miembros de la organización por este orden. Para acto seguido hacer un tibio guiño a su contrincante, sin nombrarla en ningún momento, asegurando que "de aquí tenemos que salir unidos, la democracia hace que salgamos unidos de esto; y os animo a que trabajemos juntos porque no van a ser años fáciles".
Dicho esto, y pese al marcado perfil bajo del acto que se respiraba de cara al consumo interno de la organización, Garamendi sí lanzó varios mensajes claros. El primero dirigido a sus oponentes en CEOE, que le han acusado de pactista y de vendido por los 14 acuerdos firmados con el Gobierno y los sindicatos en estos cuatro años. Aseguró que seguirá apostando por el diálogo social, "que es la mejor infraestructura del país", dijo. Y después hizo una pregunta retórica también dirigida a sus críticos: ¿Si no llegamos a acuerdos, para que estamos?
Aunque dicho esto recordó que "(los empresarios) también decimos que no y así va a seguir siendo; será sí cuando toque sí y será no cuando toque no". Aquí llegó ya el mensaje al Gobierno, que fue reforzado en las declaraciones que hizo Garamendi a la prensa tras conocerse su victoria. Allí dijo que "el canal con el Gobierno sigue abierto", pero quiso dar un "aviso" al señalar que el hecho de que los empresarios estén sentados en una mesa de negociación con el Ejecutivo y con los sindicatos "no quiere decir que vayamos a hacer lo que nos digan".
Desde este prisma y bajo esta advertencia, la nueva dirección de CEOE deberá abordar desde hoy mismo la vuelta a la negociación del acuerdo de convenios, con un pacto salarial, que pudiera ser la antesala del ansiado pacto de rentas y la negociación de la segunda fase de la reforma de pensiones. Respecto a esta última, que previsiblemente se retomará la próxima semana, aseguró no tener "ni un papel" sobre el que negociar, pero avanzó su rechazo a que una de las medidas anunciadas sea la sobrecotización del 0,6%, del Mecanismo de Equidad Intergeneracional, sin contrapartida en la contención del gasto.
También abordará próximamente con el Gobierno la subida del salario mínimo interprofesional (SMI) para la que, aunque no es preceptiva la negociación, sí lo es la consulta con los agentes sociales; y aunque la ministra de Trabajo ha manifestado que intentará acordar también esta subida con los empresarios es bastante improbable que la patronal respalde incrementos notables de esta renta como los que persigue el Ejecutivo.
Garamendi lanzó un segundo mensaje al Ejecutivo al decir durante su intervención que "lo que ahora nos preocupa a las empresas es seguridad jurídica, la estabilidad regulatoria y la calidad de la norma", dijo. Se refería con ello a los "impuestos a la carta", por los gravámenes a la banca, a las energéticas y a las rentas altas. "No hay calidad en la norma y nos encontramos con situaciones rocambolescas en lo que toca que tienen que decidir los jueces", indicó.
El reelegido líder empresarial tendrá que lidiar con estas cuestiones en una organización en la que ya tiene un sector crítico, que ya sabe que puede pesar en torno al 15% de la organización (sumando los apoyos a Guinda y los votos en blanco). Así, la candidata derrotada aseguró ayer estar "contenta" porque "con este resultado se refleja que es posible y deseable más debate interno en CEOE", informa Efe.
Si bien, esta candidatura montada a última hora lo que ha hecho, según fuentes cercanas a Garamendi, es aglutinar aún más los apoyos a Garamendi. De hecho, uno de los primeros en subir al estrado a darle un abrazo fue el presidente de la patronal madrileña, Miguel Garrido, quien, en teoría, era uno de sus principales críticos.