Tras el comportamiento algo más favorable de lo esperado en el primer trimestre, la economía global ha mostrado señales de ralentización en los últimos meses”, advierte el Banco de España en su último Boletín Económico, publicado este jueves, en el que subraya que los efectos se han dejado notar en España. “En contraste con la debilidad relativa del área del euro, la economía española conserva una mayor fortaleza”, subraya el documento, si bien detalla que, tras un crecimiento del PIB superior al esperado en el primer trimestre del año, del 0,7%, el país ha perdido algo de empuje entre abril y junio.
En concreto, avanza, “la información disponible hasta el momento apunta a que el avance del producto en el segundo trimestre podría haber sido del 0,6 % en España”, una décima menos que entre enero y marzo, aunque lejos de “la desaceleración más pronunciada en el área del euro”. El Banco de España asume, no obstante, que España mantendrá cierto brío en su crecimiento a medio plazo en contraste con sus socios comunitarios. Al supervisor le preocupa, sin embargo, el efecto que la desaceleración económica está teniendo en el terreno laboral.
“La creación de empleo en la economía española parece haberse ralentizado a lo largo del trimestre en mayor medida que la actividad”, alerta, destacando que “en particular, las afiliaciones a la Seguridad Social mostraron en mayo una cierta pérdida de empuje”. Los datos del Banco de España indican que, en el conjunto de la economía, la ocupación podría haber crecido, un 0,4 % intertrimestral en términos de Contabilidad Nacional, 0,3 puntos porcentuales menos que en el trimestre anterior. El informe recuerda que, según la Encuesta de Población Activa (EPA), la tasa de paro se situó en el 14,7 % a cierre de marzo, rebajando en dos puntos porcentuales la cota de un año antes.
En cuanto a la evolución de los salarios, el supervisor destaca que los nuevos convenios colectivos pactados hasta mayo recogen una subida media del 2,2%, medio punto más que en la misma fecha de 2018. En cuanto al impacto de este incremento de costes para las empresas y, aunque no lo cita expresamente, el del alza del 22% del salario mínimo interprofesional hasta los 900 euros desde el pasado 1 de enero, el supervisor se muestra cauto y precisa que “los márgenes empresariales parecen estar acomodando dichos incrementos” igual que ocurre en el resto de la zona euro.
En cuanto a la salud del crecimiento económico que vive España, el supervisor apunta a que se está sosteniendo en el mantenimiento del dinamismo en la demanda interna, que crece un 0,7% en el segundo trimestre (frente al 0,5% del anterior) frente al mal comportamiento de las ventas al exterior, que restan ya un 0,2%. El Banco de España destaca que la salud del consumo interno se ha aprovechado de la progresiva mejora de la situación patrimonial de las familias (en parte por las mencionadas subidas salariales) y de unas “condiciones financieras holgadas”.
A partir de aquí, no obstante, advierte de que han aparecido “indicios de que las entidades podrían estar comenzando a aplicar criterios más estrictos en la concesión de crédito” y que en el futuro la demanda interna podría tender a moderarse en busca de un mayor ahorro, que se sitúa en niveles mínimos.