George Soros, Abigail Disney, Chris Hughes y los Pritzker firman una carta abierta en la que defienden que los nuevos dólares que se generen en ingresos tributarios no vengan de la clase media o de las rentas más bajas sino de los que son financieramente más afortunados.
El mensaje lo firman 19 ricos estadounidenses. Afirman que es un paso “justo”, “patriota” y que “reforzará la libertad y la democracia”. Y aunque la presentan como una petición bipartidista, respalda las propuestas de los candidatos que defienden que se grave más a los más ricos. Los aspirantes demócratas que pusieron la cuestión de los impuestos entre sus prioridades son Elizabeth Warren, Bernie Sanders, Pete Buttigieg y Beto O’Rourke, entre los que van más adelantados en las encuestas.
La senadora Warren, en concreto, propone una tasa del 2% para los individuos con más de 50 millones de dólares de patrimonio y del 3% si superan los 1.000 millones de dólares. De esta manera, asegura, se podrían generar cerca de tres billones en ingresos adicionales durante la próxima década. Ese dinero se podría utilizar para financiar las inversiones necesarias en la lucha contra el cambio climático, infraestructuras y salud.
Los multimillonarios que firman la carta van en la misma dirección, aunque plantean un impuesto menos agresivo, del 1% para el 1% más rico. Ese dinero, que aumentará conforme la economía crezca, permitirá cubrir el coste de “inversiones inteligentes en nuestro futuro”, como la innovación para el desarrollo de energías limpias que mitiguen el cambio climático, condonar la creciente deuda estudiantil, garantizar el acceso universal de la infancia a la salud u “otras necesidades vitales”.
Sería una fórmula parecida a la que se utiliza en España o Bélgica. El problema que plantean los demócratas más reticentes a ir por esta vía es que es muy difícil valorar objetivamente activos como las obras de arte y las joyas. Pero especialmente hay dudas de que este tipo de impuesto sea constitucional, porque el Gobierno federal solo tiene autoridad para gravar la renta y no las propiedades. Francia y Alemania, por ejemplo, la abandonaron porque era difícil de aplicar.
Una reciente encuesta realizada por la cadena financiera CNBC refleja, sin embargo, que la mayoría de los millonarios (60%) apoya que se aplique un impuesto como el que plantea Warren para que la brecha económica deje de seguir creciendo. Hughes, cofundador de Facebook, tiene un libro dedicado a la desigualdad y Abigail Disney creó un estruendo recientemente al criticar la remuneración del ejecutivo que gestiona el conglomerado creado por Walt Disney.
Los otros magnates que participan en esta declaración son Louise y Robert Bowditch, Stephen English, Agnes Gund, Catherine Gund, Nick Hanauer, Arnold Hiatt, Molly Munger, Regan Pritzker, Justin Rosenstein, Stephen M. Silberstein, Ian T. Simmons y Liesel Pritzker Simmons, junto a George Soros y su hijo Alexander. Hay también una persona anónima. Todos pertenecen a familias muy activas en el ámbito de la filantropía.
“EE UU tiene una responsabilidad moral, ética y económica de gravar más nuestra riqueza”, concluyen; “deberíamos sentirnos orgullosos de pagar un poco más”. En este momento, hay 24 candidatos que se disputan la nominación por el partido demócrata. Donald Trump se presenta a la reelección con la reforma fiscal como uno de sus grandes logros en el primer mandato. Antes de adoptarse, 400 millonarios pidieron al Congreso que no se rebajaran los impuestos
La congresista Alexandria Ocasio-Cortez apoya como alternativa un impuesto sobre la renta del 70% para los que ganan más de 10 millones, otra idea que tiene un amplio respaldo. Sin embargo, los millonarios buscan al mismo tiempo que se preserven las deducciones que les permiten ahorrar impuestos, como las que se aplican a las hipotecas o a las donaciones. El 72% de los encuestados se opone a que se eliminen por completo.