Los datos de empleo del primer trimestre del año son habitualmente malos y vienen reflejando siempre una destrucción de empleo respecto al trimestre anterior. Esto es algo que manejan los Gobiernos y dan por descontado los expertos, pero este año, las cifras de la Encuesta de Población Activa (EPA) sobre la marcha del mercado laboral entre enero y marzo adquieren una relevancia especial. El motivo es que estos datos se conocerán el próximo 25 de abril, solo tres días antes de que los ciudadanos acudan a las urnas a elegir presidente del Gobierno y el Ejecutivo para los próximos cuatro años.
Por ello, cuanto peor sean estos datos, peor resultará para el actual Gobierno de Pedro Sánchez, que se verá obligado a dar explicaciones por ellos y justificarlos en vísperas electorales. Las cifras de la próxima EPA serán, por tanto, las más determinantes electoralmente hablando de los últimos años. E irrumpirán, precisamente, en una campaña que no se prevé que gire especialmente en torno a los asuntos económicos.
Por ello, surge una incógnita: dado que se trata de un mes estacionalmente negativo para el empleo ¿cómo de negativos serán los datos? Distintas estimaciones de expertos apuntan a que las cifras de destrucción de empleo de este primer trimestre serán seguramente peores que las registradas en el mismo periodo del año anterior.
Los analistas más pesimistas son los de la patronal de empresas de trabajo temporal (Asempleo). La actividad de estas funciona como indicador adelantado del mercado laboral. Si bien, en este caso no se trata de adelantar las cifras sino calcular que es lo que ha ocurrido ya. Así, el servicio de estudios de Asempleo espera un comportamiento de la EPA del primer trimestre “algo más negativo al observado en los últimos dos años”. De hecho, esperan una destrucción de empleo cercana a las 200.000 personas y un incremento de 36.000 parados solo entre enero y marzo. Esto se traduciría en un incremento de tres décimas de la tasa de paro hasta el 14,7%.
Sin embargo, a pesar de todas estas consideraciones, las cifras registradas por la afiliación a la Seguridad Social en los tres primeros meses del año no anticipan que este declive vaya a ser tan importante. Asimismo, las cifras previsibles de aumento de rentas por la subida de los salarios, el aumento del salario mínimo o las ofertas de empleo público sugieren que la EPA podría no ser tan mala como la pintan.
Los datos sin corregir del efecto estacional reflejan una leve ganancia que no llega a los 20.000 cotizantes en el primer trimestre. Si bien, una vez hecho el ajuste estacional, que es el dato que refleja mejor la tendencia de la marcha del empleo, se observa la ganancia de unos 130.000 nuevos afiliados entre enero y marzo.