Y lo harán con independencia de lo que pase en las negociaciones europeas. Ante los vetos de países que lidera Hungría -que impiden un acuerdo entre los Estados miembro de la Unión Europea- las cinco grandes economías comunitarias estudian ya una legislación para implementar de manera unilateral el Pilar II de la reforma fiscal internacional de la OCDE.
El objetivo de estos Estados es introducir presión en las negociaciones. Además, recogen el guante del Pascal Saint-Amans, jefe saliente del centro de política tributaria de la OCDE, que en numerosas ocasiones invitó a las grandes economías a aprobar unilateralmente las medidas del plan fiscal de organismo internacional para arrastrar al resto de países más modestos.
La OCDE basa este argumento en la aplicación de las reglas modelo que desarrollan la reforma internacional. En concreto de la regla de pagos por debajo de la media (UTPR, por sus siglas en inglés). Las reglas UTPR pretenden denegar las deducciones, o tomar medidas similares con respecto a las empresas, cuando los miembros de un grupo con baja tributación no estén sujetos a la regla de inclusión de ingresos que establece el organismo internacional.
Usar un sistema como el de las reglas UTPR es la principal amenaza de los cinco grandes países europeos si no se llega a un acuerdo. De esta forma, si una compañía residente en el país forma parte de un grupo extranjero, y el país de residencia de la empresa matriz no ha adoptado las reglas fiscales que quieren estos países, esta empresa recibiría una asignación de impuestos complementarios con respecto a las utilidades que considera subimpuestas de todo el grupo global.
La respuesta de las cinco grandes economías europeas surge tras los nuevos contratiempos en las negociaciones para aprobar un impuesto mínimo internacional a las multinacionales del 15%. La gran reforma fiscal, que a principios de año parecía imparable, se ha encontrado con obstáculos críticos en Europa y Estados Unidos.
Las nuevas objeciones de Hungría al plan retrasarán al menos durante un año más la implementación, algo que hará que la UE no esté lista para aprobar el paquete al menos hasta 2024. El bloqueo húngaro ha hecho sumarse recientemente a Irlanda a las críticas. El Gobierno irlandés ha virado su posición y pide ahora "tiempo" para poder adaptarse.