El consenso del mercado espera que el Comité de Mercado Abierto de la Fed (FOMC) comunique hoy un alza de 0,75 puntos básicos por cuarta vez consecutiva, hasta situar los tipos en la horquilla del 3,75%-4%, máximos de 2008.
Thomas Costerg, economista de Pictet WM, considera que, a pesar de la presión política recibida en los últimos tiempos, Powell debería mantenerse firme y continuar con la lucha contra la inflación para evitar que pueda estar más arraiga, al estilo de lo acontecido en los años 70. Aunque los últimos datos de inflación empiezan a evidenciar los primeros signos de moderación, el IPC (8,2% a cierre de septiembre) continúan estando en niveles muy lejanos al objetivo del 2%.
"La Fed mantendrá las subidas jumbo en la cita de este mes y los mercados descuentan que el tipo de interés máximo escale al 5% en mayo de 2023, frente al 4,6% que recogían las últimas proyecciones", sostiene Costerg. Con la vista puesta en los próximos meses el experto ve poco probable que Powell se comprometa a poner fin al endurecimiento monetario por ahora. "Puede aludir a un ritmo de subidas más lento en algún momento, pero mantendrá sin cambios la reducción del balance que deberá reducirse en cerca de un billón de dólares por próximos 12 meses", remarca.
Gergely Majoros, miembro del comité de inversión de Carmignac, apunta que cualquier indicio de confirmación de una postura menos agresiva supondría un nuevo impulso para los mercados financieros. Como argumentos que apoyarían este cambio el experto alude a la más que probable reducción de la inflación por el efecto base. Aunque hasta la fecha el mercado laboral ha seguido mostrando resistencia, Majoros espera que empiece a dar señales de debilidad. "Todo ello justifica una desaceleración del actual ritmo de subidas o incluso una pausa en 2023", subraya.
Si hasta la fecha los temores a una inflación agresiva han sido los principales argumentos que han apoyado un endurecimiento agresivo, de ahora en adelante los temores de recesión tomarán el testigo y contribuirán a aliviar la presión. Los mensajes más moderados lanzados por Christine Lagarde la semana pasada son vistos como una señal de que los bancos centrales quieren evitar erosionar la economía. Cristina Gavin, responsable de renta fija de Ibercaja Gestión, ve probable que en la rueda de prensa el presidente de la Fed matice sus comentarios y, siguiendo la estela del BCE, deje la puerta abierta a una cierta flexibilización en la política monetaria. Esto "sería bien acogido por los inversores, ya que indicaría la cada vez mayor proximidad del fin de las políticas monetarias restrictivas, que podrían empezar a materializarse para la segunda parte de 2023", indica.
Tiffany Wilding, economista para América del Norte para Pimco, cree que las expectativas generadas en las últimas semanas han ido demasiado lejos. La experta espera que los cambios en las declaraciones sean muy pequeños. "Los datos económicos han mantenido un patrón similar desde la reunión de septiembre -fuertes informes de empleo y una inflación demasiado alta-, y no creemos que la Fed vaya a cambiar la actual orientación a futuro ni a realizar ninguna modificación ejecución del balance", afirma. Desde la gestora prevén que la intervención de Powell resulte más agresiva de lo descontado por el mercado, lo que será interpretado como un paso atrás por parte del banco central.
La cara opuesta la representa JP Morgan. Aunque con unas probabilidades remotas, el departamento de análisis de la entidad estadounidense señala que, si Powell comunica un alza de 50 puntos básicos, frente a los 75 previsto, el S&P 500 podría subir un 10% en solo un día. Desde el 14 de octubre, cuando surgieron los primeros rumores de moderación de la subida de tipos, el S&P 500 se ha revalorizado más de un 10%.