La Ley para la Reducción de la Inflación, promovida por el presidente estadounidense Joe Biden, introduce dos medidas fiscales que pueden restar 300.000 millones de dólares a los beneficios de las compañías cotizadas en el índice S&P 500 en los próximos diez años, según estimaciones de JPMorgan.
Por un lado, se establece un impuesto de sociedades mínimo del 15% sobre las ganancias brutas de las empresas, con un efecto negativo de 222.000 millones. Según JPMorgan, entre las firmas que no llegan a ese listón figuran Amazon, Alphabet (Google), Meta (Facebook), Nvidia, Pfizer, AbbVie, Merk, Thermo Fisher, Broadcom y Qualcomm.
Además, Washington va a empezar a recaudar un 1% sobre el importe de las recompras de acciones netas que ejecutan las empresas para retribuir a sus accionistas. Las arcas podrían recibir 74.000 millones de dólares en 10 años; con Apple, Alphabet, Microsoft, Berkshire Hathaway, Meta, Oracle, Bank of America, Wells Fargo, Charter Communication y Procter & Gamble como las cotizadas que más títulos propios han adquirido en los últimos tres años.
En términos anuales, estos impuestos pueden reducir entre 4 y 5 dólares los beneficios anuales por acción del S&P 500, sobre una previsión de 243 dólares en 2023. No es un golpe catastrófico -comparado sobre todo con el impacto en las valoraciones de las subidas de tipos-, pero supone otra razón para que los inversores mantengan la prudencia ante la Bolsa. De momento, ni las políticas monetarias ni las fiscales animan a arriesgar el dinero.