En la primera mitad de 2022 se han producido 27.000 renuncias de herencias

En la primera mitad de 2022 se han producido 27.000 renuncias de herencias

El año 2021 cerró con 365.897 adjudicaciones por título sucesorio, un 22% más que las anotadas en 2020. A su vez, 55.574 personas que figuraban como beneficiarias decidieron rechazar la sucesión, en este caso un 25% más que en el ejercicio previo. El año 2022, según muestran los primeros datos que recopila el Consejo General del Notariado (CGN), parece que cerrará en la misma línea. Detrás hay dos grandes razones, tal y como avanza la portavoz del CGN, María Teresa Barea. Por un lado, el efecto arrastre de la mortalidad excesiva vivida durante lo peor de la pandemia. Por el otro, las deudas que obligan a muchos a rechazar el trámite.

Los datos de la primera mitad del año, ya cerrados, muestran que entre enero y junio se tramitaron unas 177.200 sucesiones, con unos 27.200 herederos que decidieron rechazar su parte. Según apunta Barea, los números del segundo semestre suelen coincidir con los del primero, por lo que el saldo final de 2022 rondará previsiblemente en las 350.000 adjudicaciones por título sucesorio y en las 54.000 renuncias. Son cifras muy similares a las de 2021 y totalmente atípicas si se comparan con los años previos a la crisis sanitaria.

"Sigue habiendo un exceso de herencias que se explica por el número de fallecimientos que hubo en 2020 y por los plazos en el momento de tramitar la sucesión", señala Barea. Es de prever, de hecho, que la tendencia pueda prolongarse hasta 2023 e incluso 2024, "ya que es común que los herederos alarguen el proceso durante dos o tres años" después del fallecimiento. El aumento de las renuncias, por su parte, radica en otras causas. La principal de ellas, recalca la portavoz del CGN, es la existencia de deudas: "El heredero se encuentra con que el difunto ha dejado más pasivo que activo y decide por ello rechazar la adjudicación".

Esta posibilidad es mucho más común, prosigue, en épocas cercanas a las crisis económicas como la desatada tras la irrupción del Covid-19, "cuando la situación patrimonial del fallecido puede ser más dudosa". Las cifras de renuncias a las herencias, explica Barea, muestran el número de sucesores que rechazan una transmisión. Es decir, dado que una herencia puede recaer sobre más de una persona, lo cual es muy habitual, las 27.000 renuncias registradas en la primera mitad del año no se traducen en la misma cifra de herencias rechazadas, sino en 27.000 personas que optan por descartar la transmisión a la que tienen derecho.

Con todo, afirma Barea, la proporción de renunciantes que se registra año tras año sí sirve para analizar la tendencia. Esto permite ver cómo el porcentaje de herederos reacios va creciendo levemente año tras año, hasta situarse en un 15,3% en el primer semestre del presente ejercicio. El miedo a posibles deudas, sin embargo, no es la única razón que lleva a un heredero a rechazar la sucesión. La otra gran causa, con mucho menor peso según Barea, son los costes asociados a la propia tramitación. Aquí entrarían en juego impuestos como el de Sucesiones o las plusvalías municipales de los bienes inmuebles, por ejemplo.

Estas renuncias suelen darse en los casos de "herencias con poco líquido", en las que, por ejemplo, se recibe una vivienda, pero no dinero. Esta tesitura, muy habitual según la portavoz, lleva a que muchos herederos que en ese momento no tienen liquidez se vean obligados a rechazar la sucesión por no poder costear los trámites que esta lleva asociados.