El 20% de los estudiantes europeos entre 15 y 29 años que sí buscan un empleo, pero no lo encuentran, es español. Según los datos de Eurostat, ocho de cada diez estudiantes españoles quedan fuera del mercado laboral para las estadísticas convencionales de empleo. Eso nos deja una tasa del 19,5%, casi cuatro puntos superiores a la de los que ni trabajan ni se forman, que quedó en 2021 en el 15,6%, la más baja de la última década, según datos de Eurostat.
Aunque la comparativa en porcentajes solo vale en términos ilustrativos, ya que se hace sobre poblaciones distintas (total de jóvenes frente a jóvenes que estudian). Lo correcto es hacerlo en cifras absolutas, y aquí la balanza se decanta por los ninis. Suponen 1,5 millones, frente a los 757.000 jóvenes que prueban suerte en el mercado laboral mientras siguen estudiando. Aun así, la diferencia es menor que en otros países europeos, como Eslovaquia, donde los ninis multiplican por diez a sus opuestos o Italia, donde lo hace por ocho.
Si centramos el análisis en los estudiantes que sí quieren compatibilizar su formación con un empleo, vemos que los resultados de España son modestos. Queda 5 puntos por debajo de la media europea, y en el puesto 12 del ránking de los 27. En este sentido, se aprecia cómo en los países del sur y el este de Europa los jóvenes se centran exclusivamente en los estudios ante la falta de perspectivas laborales. También se puede concluir que los países con un sistema educativo que prioriza la formación dual tienen la mayor tasa de presencia en el mercado educativo de los todavía estudiantes. Sin embargo, esto no significa que lo encuentren.
De los 757.000 jóvenes estudiantes que quieren trabajar, 222.000 no lo han conseguido. Una cifra elevada que supera, en términos absolutos, a la de cualquier otro país europeo. Incluyendo a los que tienen mayor población estudiantil, como Alemania. De hecho, nuestro país aporta uno de cada cinco de los que se encuentran en esta situación. Los 535.000 que sí encontraron empleo solo suponen un 6% del total europeo. Este dato da idea de la gravedad de un problema que lastara el futuro de los jóvenes que, aunque lo intentan no logran adquirir la experiencia profesional que en muchos casos les exigen para conseguir un empleo.
Desde la crisis financiera, la sucesión de Gobiernos españoles ha impulsado la Formación Profesión Dual como clave para combatir el desempleo juvenil. Pero quizá no sea la fórmula mágica para un problema que eleva la tasa de paro estudiantil al 29,3%.
Y es que por números sí lo es, en términos porcentuales la española no es la tasa más alta de la Unión Europea: nos supera un país cuyo sistema educativo ha sido presentado como paradigma de la FP Dual: Suecia. El 43% de los estudiantes suecos forma parte de la fuerza laboral de su país, una tasa casi comparable a la de Alemania. Pero un 32% no lo logra.