El Banco de España sugiere en su informe anual que la reforma de pensiones diseñada por el actual ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá -pensada en dos fases de las que solo se ha aprobado la primera- no va en la buena dirección para garantizar la sostenibilidad financiera del sistema. Así, este organismo asegura que, de acuerdo con sus estimaciones, que ya incluyen las medidas aprobadas en esta primera parte de la reforma, "harán falta nuevas actuaciones en el futuro por el lado de los ingresos, de los gastos o ambos" para hacer frente a los incrementos de gasto en pensiones que se originarán por el envejecimiento de la población.
Este organismo hace varias recomendaciones de actuación y, entre ellas, considera que "podría ser conveniente valorar la introducción de mecanismos automáticos de ajuste que adapten algunos parámetros del sistema a los cambios que se produzcan en las dinámicas demográficas y económicas".
Aunque no precisa qué mecanismos de ajuste serían los más recomendables, en la carta de este tipo de herramientas estarían, por ejemplo, la modificación de la edad de jubilación o de la cuantía de las nuevas pensiones en función de la esperanza de vida (esta última posibilidad era la que establecía el factor de sostenibilidad aprobado en 2013 y recientemente derogado sin haberlo puesto en marcha). También entraría dentro de este tipo de ajustes el factor de revalorización de las pensiones que limitaba su incremento a una horquilla en función del saneamiento de las cuentas del sistema y que también ha sido derogado y sustituido por la revalorización automática de las pensiones según la inflación media anual.
Así, con esta recomendación sobre la conveniencia de incluir mecanismos automáticos de ajuste, el Banco de España defiende tácitamente el modelo que ha sido derogado y sustituido recientemente por la reforma de Escrivá. De hecho, este informe recuerda también que de acuerdo con las proyecciones de la Airef y del Informe sobre el envejecimiento de la Comisión Europea, la derogación de los factores de revalorización y sostenibilidad suponen que el gasto en pensiones crecerá entre 4,1 y 4,3 puntos porcentuales del PIB entre 2019 y 2050.
Según el cálculo de este organismo, la mayoría de dicho incremento (entre el 55% y 65% de la subida adicional del gasto) se debería a la recuperación actualización de las pensiones con el IPC anual; otro 20% correspondería a la eliminación del factor de sostenibilidad; y, el resto (entre un 15% y un 25%) estaría asociado al aumento natural de entre siete décimas y un punto porcentual que aumentaría el gasto igualmente por la evolución demográfica y macroeconómica incluso con las medidas de ajuste automático aprobadas en 2013.
Tras citar este aumento del gasto que supondrá haber derogado las medidas de ajuste introducidas por el Gobierno del PP, este organismo analiza las ya aprobadas por Escrivá sin llegar a objetivar el control de gasto que supondrán para garantizar la viabilidad del sistema, sino todo lo contrario. Así, destaca que, según el nuevo mecanismo de equidad intergeneracional que sustituye al factor de sostenibilidad, las posibles medidas para amarrar que el gasto no se dispare con la llegada del baby boom al sistema se retrasan a 2032 y deberán ser negociadas y aprobadas en su momento, "lo que contrasta con la automaticidad de los ajustes que implicaba el factor de sostenibilidad", critica.
En cuanto al resto de medidas recientemente aprobadas para acercar la edad efectiva de jubilación a la edad legal, destacan las estimaciones oficiales que apuntan a un ahorro por estos incentivos de prolongación de la vida laboral de entre 1,1 y 1,6 puntos del PIB en 2050. Pero, en todo caso, apostillan que "sería deseable que, con objeto de valorar su eficacia, estas medidas estuviesen sujetas a una evaluación ex post", deslizando nuevamente dudas sobre la efectividad de la medida.