El Gobierno ha revisado a la baja su estimación de PIB para este año hasta el 4,3% desde el 7% que manejaba en sus anteriores estimaciones, publicadas el pasado mes de septiembre. El drástico recorte de casi tres puntos, conocido este viernes, obedece principalmente al frenazo económico desatado a raíz de la crisis de suministros global y a la invasión de Ucrania por parte de Rusia, un conflicto que ha alterado por completo el panorama internacional y disparado las tasas de inflación. Las previsiones oficiales actualizadas coinciden para este ejercicio con las de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef), que debe validar el nuevo escenario.
Tal y como explicaron en la presentación la vicepresidenta económica, Nadia Calviño y la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, tanto el nuevo cuadro macroeconómico como la senda de déficit incluida en el Programa de Estabilidad remitido a Bruselas están marcados por la alta incertidumbre derivada de la guerra. "Todos los gobiernos y organismos internacionales están revisando a la baja sus previsiones de crecimiento y al alza las de inflación", dijo Calviño.
El Gobierno, como es habitual, no ofrece previsiones sobre el comportamiento del IPC en su cuadro. Sin embargo, reconocieron Calviño y Montero, se espera que el indicador cierre 2022 con una media elevada, del entorno del 6% según se desprende de la estimación para el deflactor del consumo, que se reduciría hasta el 2% ya en 2023. Según detalló la vicepresidenta, las nuevas previsiones del Ejecutivo se alinean con las proyecciones más prudentes del conjunto de los analistas y organismos internacionales. Para el año 2023 el Gobierno estima un avance del PIB del 3,5%, del 2,4% para 2024 y del 1,8% para 2025. España, de esta forma, lideraría el crecimiento de las principales economías europeas, según recordó Calviño citando las cifras de organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El Gobierno confía en cerrar el año 2022 con un saldo fiscal negativo del 5%, por debajo del 6,8% registrado en 2021 y del 10,1% de 2020. "En 2022 siguen suspendidas las reglas fiscales europeas, una decisión que nos ha permitido amortiguar los efectos de la pandemia", recalcó Montero. Sin embargo, "esto no implica que merme la responsabilidad del Gobierno con su compromiso con la estabilidad presupuestaria". Por eso, según avanzó la titular de Hacienda, el déficit bajaría al 3,9% en 2023, al 3,3% en 2024 y al 2,9% un año después.
En paralelo, tanto Calviño como Montero sacaron pecho del "comportamiento que está teniendo el mercado de trabajo, uno de los pilares de la recuperación económica". Según las proyecciones del nuevo cuadro, la tasa de desempleo cerraría este año en el 12,8% para bajar al 11,7% en 2023, al 10,6% en 2024 y al 9,6% en 2025. La tendencia positiva derivada de las medidas estructurales puestas en marcha, como la reforma laboral, permiten crear más empleo y que, además, "sea de mejor calidad", añadió Montero. "En el mes de marzo, más del 30% de los contratos registrados fueron indefinidos. Esta tendencia no solo se mantiene, sino que se acelera en el mes de abril", adelantó Calviño.
La previsión de los impuestos, según el Programa de Estabilidad remitido a la Comisión Europea, alcanzará en el año 2022 los 317.657 millones de euros. Esto supone "un dinámico crecimiento de un 7,4%, pero una ralentización respecto al 15,3% alcanzado en el 2021", según el texto. La diferencia se explica por el rebote de la actividad económica, "y ello a pesar de las medidas tributarias introducidas para paliar la escalada de precios de la energía que han tenido un efecto negativo sobre la recaudación prevista de los Impuestos sobre la Producción e Importaciones, ya que las rebajas impositivas se mantendrán hasta el 30 de junio".
Analizando la evolución de los distintos componentes, los Impuestos sobre la Renta -principalmente el IRPF-, Patrimonio y Otros ascienden a 154.649 millones de euros, un incremento del 7,7%. Esta previsión se justifica por varios factores como son el dinámico crecimiento del empleo y, sobre todo, de la remuneración total. El impuesto de sociedades, en cambio, presenta un crecimiento más moderado, lo que se explica porque el año pasado registró una tasa de variación de un 47,4%.
Por su parte, se estima que el IVA ralentizará su crecimiento para los años 2023-2025, en línea con la evolución esperada del gasto en consumo final privado del 2,7%, 1,2% y 1,2%.