En poco más de tres meses, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha revisado drásticamente sus proyecciones a la baja, asestando sendos recortes a las diferentes economías del planeta. En el caso de España, el organismo quita un punto porcentual al avance del PIB previsto durante el año 2022, pasando del 5,8% al 4,8%. De cara a 2023 recorta las previsiones en medio punto, hasta el 3,3%.
En paralelo, el organismo dirigido por Kristalina Gueorguieva, que estos días se encuentra celebrando su tradicional reunión de primavera, eleva la tasa de inflación prevista para España en el acumulado de este ejercicio, hasta el 5,3%. A partir de aquí, el IPC se moderaría notablemente para cerrar el próximo año en el 1,3%.
La revisión llevada a cabo por el FMI para España coincide a grandes rasgos con la del resto de economías del entorno. Respecto al mes de enero, poco antes del inicio del conflicto bélico abierto en el este, el fondo ha asestado un recorte de seis décimas al conjunto de los países avanzados, oscilando entre la pérdida de 0,3 puntos para Estados Unidos y la de 1,7 para Alemania. Así, viendo el panorama general y pese a la caída de un punto porcentual, el crecimiento del 4,8% previsto para España permitiría al país situarse, con holgura, a la cabeza del conjunto de las economías avanzadas. El país también se situaría en primera línea del grupo en cuanto al avance esperado para el año 2023, cuando ya conseguiría recuperar los niveles previos a la irrupción de la pandemia.
En el caso de la inflación, si se cumplen las previsiones del fondo, España se colocaría en niveles similares a los de los países vecinos y en la parte menos dolorosa de la tabla. El IPC nacional, en el 5,3%, se asemejaría al de Italia y al de la Eurozona. Francia o Portugal tendrían algo más de alivio con unas tasas respectivas del 4,1% y el 4%, mientras que países como Reino Unido (7,4%), Bélgica (8%) o Lituania (13,3%) alcanzarían cifras más elevadas.
La razón de peso que se encuentra tras los recortes en los principales indicadores, tal y como reconoce el FMI, se encuentra en la guerra de Ucrania, que "contribuirá a una desaceleración significativa del crecimiento mundial en 2022". Según detalla el organismo, son "más que probables" una severa caída de dos dígitos en el PIB de Ucrania y una gran contracción en Rusia, algo que provocará efectos de contagio a nivel mundial a través de los mercados de productos básicos, del comercio y de los canales financieros.
El FMI, por el momento, asume que la guerra se enquistará al menos en el corto plazo en Ucrania, que Rusia sufrirá más sanciones y que, en paralelo, la crisis sanitaria del Covid vaya menguando. Sin embargo, existen riesgos que podrían empeorar las proyecciones. El fondo reconoce que el pronóstico actual "está rodeado de una incertidumbre inusualmente alta, por lo que dominan los riesgos para el panorama mundial, incluyendo un posible empeoramiento de la guerra, una escalada de las sanciones contra Rusia, una desaceleración más aguda de lo anticipado en China a medida que se implementa una estrategia más dura contra el Covid".
Además, añade el organismo, la guerra en Ucrania ha aumentado la probabilidad de tensiones sociales más amplias debido al aumento de los precios de los alimentos y la energía, "lo que pesaría aún más en las perspectivas" económicas.
El documento presentado este martes por el FMI prevé que la inflación se mantenga en cotas elevadas, impulsada por los encarecimientos de las materias primas inducidos por la guerra y la ampliación de las presiones sobre los precios. "Para 2022, se proyecta una inflación del 5,7% en las economías avanzadas y del 8,7% en las economías de mercados emergentes y en desarrollo", prosigue el organismo.