La pandemia y la guerra en Ucrania están haciendo que pierda impulso el crecimiento económico en Europa; esa es la advertencia que lanzó ayer la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Los indicadores compuestos avanzados de marzo -unas estadísticas que tienen como objetivo anticipar las fluctuaciones en la actividad económica durante los próximos seis a nueve meses-, muestran que el conjunto de la zona euro está perdiendo impulso a medida que sube la inflación.
Esa inflexión en el ritmo de crecimiento es visible en las grandes economías de la UE, como Alemania, Francia, Italia o España, y en las del resto del continente: Reino Unido es, de hecho, el país que sufre el mayor retroceso en marzo respecto al mes anterior, con 28 centésimas menos. En cualquier caso, todas las grandes economías, excepto Francia, se mantienen por encima del nivel 100, que marca la media prevista en el largo plazo, para los próximos meses.
La pérdida de dinamismo es algo menos pronunciado en el caso español; cae 16 centésimas y se queda en los 101,11 puntos. Por su parte, en el conjunto de la zona euro la caída mensual es de 17 centésimas y queda en 100,43 puntos. Estos indicadores son los primeros que tienen en cuenta los efectos de la invasión de Ucrania, que lleva ya 48 días.
Los datos corroboran que el viejo continente es el que está sufriendo con más fuerza los efectos de la guerra, pues en otras partes del mundo la tendencia sigue siendo estable e incluso ha mejorado; ese es el caso de Estados Unidos, con un aumento de cuatro centésimas (100,09 puntos). Por su parte, en los casos de China, India y Japón, los indicadores aún apuntan a un crecimiento estable, mientras que para el conjunto de los países miembros de la organización los indicadores apuntan a una caída de ocho centésimas, lo que los deja en los 100,3 puntos.
Fuera de la OCDE, entre las grandes economías emergentes, Brasil destaca por el bajón considerable de su indicador en marzo, que cae 51 centésimas y queda con 97,82 puntos, lo que apunta a una inflexión de su crecimiento económico. Sin embargo, el organismo advierte que las incertidumbres actuales están provocando fluctuaciones más altas de lo habitual en los indicadores, por lo que no deben interpretarse como una medida de crecimiento de la actividad económica, sino como una señal del impacto de la guerra.
En ese sentido, son los propios países involucrados los que saldrán más perjudicados. Según el Banco Mundial, la economía de Ucrania caerá hasta el 45% este año, mientras que la de Rusia retrocederá el 11%. Sus vecinos se llevarán el coletazo, con un retroceso en Bielorrusia del 6,5% y en Moldavia el 0,4%. Polonia y Rumanía se salvan de la recesión, aunque crecerán de forma mucho más moderada a lo que se esperaba antes del estallido del conflicto.
Según el Banco Mundial, la recesión regional de Europa será "el doble de grande que la provocada por la pandemia", y se deberá a las secuelas del Covid, sumadas a "los golpes económicos" de la guerra. De ahí que la institución crea que los Veintisiete crecerán a un "paso anémico".