La Comisión Europea dará margen a los gobiernos para continuar con las ayudas de estado a las empresas afectadas por la crisis del Covid-19 al menos hasta junio, aunque revisa las condiciones con el objetivo de ir reduciendo la asistencia en los próximos meses y contribuir al mismo tiempo a acelerar la recuperación económica.
“Sin un apoyo público extraordinario, las empresas que de otro modo serían viables no habrían sobrevivido, y por eso la Comisión puso en marcha el marco temporal utilizando toda la flexibilidad de las normas sobre ayudas estatales,” explicó la vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea al mando de Competencia, Margrethe Vestager. En total, Bruselas ha aprobado programas en los veintisiete estados miembros por valor de más de 3,1 billones de euros.
Aunque la Comisión entiende que la recuperación económica encarrilada, preocupa la creciente incertidumbre que ha provocado el repunte de casos o la creciente inflación, y cree que el marco de ayudas debe ahora contribuir a su consolidación. El objetivo es además ir poco a poco reduciendo las aportaciones. “Hemos introducido dos nuevas herramientas para poner en marcha la economía y atraer la inversión privada para una recuperación más rápida, más ecológica y más digital,” explicó en rueda de prensa Vestager.
El objetivo en último término es ayudar a fomentar la inversión privada. Por un lado, con un instrumento que permita dar asistencia a las empresas para que hagan frente a los problemas de suministro actuales, mejoren su eficiencia energética o actualicen sus equipamientos para avanzar hacia la digitalización. Este tipo de planes tienen que estar abiertos a un buen número de empresas para que no suponga una distorsión de la competencia. “Esto puede dar un empujón a las empresas para que empiecen a llenar el vacío de inversión que ha dejado la pandemia,” aseguró la vicepresidenta ejecutiva. Bruselas propone usar garantías a pymes que permitan dar tranquilidad a los fondos de inversión, facilitar el acceso a la financiación, y así asegurar su solvencia.
El anuncio coincide con la presentación de la Comisión de una comunicación en la que hace balance del funcionamiento de la política actual de competencia de la UE y mira al futuro sobre cómo puede contribuir a la digitalización y la transición verde. En esa revisión, Vestager aprovechó para hacer una defensa de la actual política europea sobre fusiones, criticada por Francia y Alemania.
Tanto París como Berlín piden más margen para crear “campeones europeos” que puedan competir con los gigantes chinos o norteamericanos a escala global. Sin embargo, la danesa entiende que avanzar en esa dirección pondría en riesgo la integridad del Mercado Único. “Espero que el debate sobre las leyes de competencia no termine nunca porque es una herramienta muy importante. He tratado de ilustrar cómo funciona, cómo es esencial para mantener el Mercado Único abierto, la vibrante igualdad de condiciones,” aseguró Vestager, “si las normas no son adecuadas, deben ser revisadas,” insistió, pero en este caso, considera la Comisión, lo son.
Bruselas insiste en que no está para definir los mercados, sino para evaluarlos y proteger a los consumidores. Y aunque admite que muchos mercados son ahora globales, considera que las empresas europeas son suficientemente fuertes para competir en ellos. “No diseñamos el mercado, evaluamos sus clientes y consumidores. Es el comportamiento empresarial el que define en qué mercado estamos,” aseguró Vestager.
“Las leyes de competencia permiten a las empresas europeas desempeñar su papel no sólo en Europa, sino también a nivel mundial. Y una de las muchas cosas que he aprendido en los últimos años es que los campeones europeos vienen en todos los tamaños y formas. Tenemos campeones europeos muy grandes en el mercado global. Tenemos campeones europeos muy pequeños en el mercado global, y tenemos todo lo que hay en medio,” insistió.
Un ámbito en el que la UE sí está dispuesta a dar un paso más allá en su intervención es la cuestión de la escasez de semiconductores. Aunque Vestager asegura que “la autosuficiencia es una ilusión”, sí cree que las circunstancias extraordinarias requieren algún tipo de intervención limitada, aunque llama sobre todo a construir alianzas. Las ayudas, en cualquier caso, vendrán “con fuertes salvaguardias para garantizar que sean necesarias, adecuadas y proporcionadas y, por supuesto, para asegurar que se limite la distorsión indebida de la competencia.” Los beneficios, insistió Vestager, “deben repartirse ampliamente y sin discriminación en toda la economía europea.”