En las dos próximas semanas (la siguiente revisión está prevista para el 21 de junio) si los viajeros británicos no se someten previamente a una PCR en el aeropuerto de origen y a otras dos a la vuelta y si al mismo tiempo guardan al regreso de sus vacaciones una cuarentena de 14 días. La decisión anunciada por el Reino Unido supuso un jarro de agua fría para Portugal, que había visto cómo se disparaban las reservas desde hace dos semanas desde el principal mercado emisor de viajeros de Europa, y especialmente para Baleares y Canarias, con una situación epidemiológica muy controlada, por debajo de 50 casos por cada 100.000 habitantes, y que necesitaban como agua de mayo la vuelta del turista británico para empezar a recuperar las pérdidas acumuladas tras catorce meses seguidos de pandemia.
Los gobiernos de Canarias y Baleares llevan semanas negociando con Londres para que distinguiera la situación sanitaria de los archipiélagos, mucho mejor si se compara con la de otros destinos peninsulares. “Entendemos que el gobierno de Boris Johnson tiene ante sí un fuerte dilema, pues la industria turística y la ciudadanía tienen muchas ganas de viajar a las islas, mientras que los científicos británicos piden al Ejecutivo que frene los planes de desescalada ante la presencia de la variante india, que ya supone tres de cada cuatro nuevos casos en el país”, resaltó Yaiza Castilla, consejera de Turismo de Canarias nada más conocer la noticia.
Asimismo, reconoció que pese a que la media de contagios del archipiélago (73 casos por cada 100.000 habitantes) está muy por debajo de la media nacional, también se sitúa todavía por encima de la media británica (51 casos). “Debemos mantener a raya el virus, ya que estamos convencidos de que en cuanto Canarias sea incluida en la lista verde del Reino Unido, se producirá un fuerte repunte en la demanda de viajes ya que se dará rienda suelta a la demanda contenida hasta el momento y tanto aerolíneas como turoperadores ampliarán sustancialmente la capacidad al archipiélago”.
Tras conocerse la decisión del Reino Unido, las pérdidas en bolsa se multiplicaron de forma exponencial. Las aerolíneas fueron las que más terreno perdieron. Ryanair se dejó un 4,43% al cierre de la sesión e IAG perdió un 4,74% en la sesión. En el selectivo español, Aena también retrocedió un 1,97%, Meliá lo hizo un 1,66% y Amadeus un 1,39%.
Reino Unido es el primer gran mercado emisor de viajeros a España, con 18 millones de turistas al año en 2019, lo que supone un 22% del total. Y los destinos más dependientes del turismo británico son Cataluña, Costa del Sol, Comunidad Valenciana y Canarias. En el otro lado aparece Baleares, que también se nutre de la llegada de viajeros de Reino Unido, pero cuya principal fuente de ingresos procede de Alemania, de donde llegan tradicionalmente uno de cada dos viajeros. La posición del Gobierno alemán ha sido más mucho más laxa en ese sentido y por ahora permite la llegada de viajeros de Baleares, Canarias, Extremadura o Asturias.
En cualquier caso, la posibilidad de recuperar el 50% de los viajeros recibidos en el verano de 2019 (en torno a 18 millones de personas) parece una quimera, teniendo en cuenta que los dos mayores mercados emisores estarán prácticamente cerrados y que el turismo de largo radio apenas se reactivará. En una coyuntura en la que el turismo británico no llegará o llegará muy tarde y el alemán lo hará a cuentagotas, la esperanza a la que se aferran hoteleros, aerolíneas y agencias de viajes es el turismo nacional, tras catorce meses de demanda estancada.