El FMI avala ahora las previsiones de deuda y déficit del Gobierno para 2020 pero empeora las de 2021

El FMI avala ahora las previsiones de deuda y déficit del Gobierno para 2020 pero empeora las de 2021

El impacto de la crisis del coronavirus será algo menos lesiva de lo esperado para las cuentas públicas españolas en el primer año de la pandemia. Así lo estima, al menos, el Fondo Monetario Internacional (FMI), que ha mejorado este jueves sus previsiones de déficit y deuda pública para 2020, alineándose prácticamente con las proyecciones del Gobierno. El organismo, sin embargo, ha empeorado sus estimaciones para el ejercicio 2021.

Así consta en el informe sobre la fiscalidad global publicado por el FMI, solo dos días después de su revisión de la situación macroeconómica global. En el documento del martes, el organismo ya rebajó del 12,8% al 11,1% el desplome de la economía española para 2020, a la vez que rebajaba el tono de la recuperación en 2021 (con un avance del 5,9% en el año frente al 7,2% avanzado en octubre), asumiendo que su intensidad crecería en 2022 (con un incremento del 4,7% en lugar del 4,5%).

Como consecuencia, y previsiblemente gracias al fuerte incremento del PIB español durante el pasado verano, el FMI ha rehecho también sus cálculos sobre el impacto de la pandemia en las cuentas públicas. En el caso del déficit, la nueva proyección arroja un salto desde el 2,9% de cierre de 2019 al 11,7% en 2020. La cifra supone una sustancia rebaja desde el agujero fiscal del 14,1% estimado en otoño y se alinea bastante con el 11,3% previsto por el Gobierno español. Sin embargo, el FMI asume que el déficit solo se rebajará este año hasta el 8,2%, en lugar del 7,5% antes previsto y frente al 7,7% al que aspira el Ejecutivo.

En el caso de la deuda pública, el FMI había proyectado un incremento desde el 95,5% de 2019 al 123% en 2020, pero ahora estima que la cifra rondará el 118,2%, en línea con el 118,7% que prevé el Gobierno español. Sin embargo, el Fondo ya no espera que el endeudamiento español se modere en 2021, y en lugar de una rebaja de 1,7 puntos porcentuales que había dibujado inicialmente, teme que el monto siga subiendo este ejercicio en siete décimas, hasta el 118,9%. El Gobierno, por su parte, aspira a comenzar a reducir la deuda este mismo año.

Como resultado, el déficit español cerraría 2020 igualado a los niveles medios de la economía mundial (11,8%); por debajo de los del G-20 (13%); aunque por encima de los de la zona euro (8,4%); o países vecinos como Alemania (5,1%); Francia (10,6%) o Italia (10.9%). A su vez, el agujero fiscal de EE UU habría acabado el año en el 17,5%; las de China en el 11,8%; y las de Reino Unido en el 14,5%.

Las cuentas públicas españolas, en todo caso, también acabarían este año peor paradas que las alemanas (3,4%); francesas (7,7%); o italianas (7,5%). Aunque de momento la Unión Europea mantienen suspendidos las reglas fiscales para 2020 y 2021, está por ver si los socios comunitarios retoman los objetivos de déficit en 2022. Algo que podría complicar a España el acceso a las ayudas comunitarias contra el Covid-19, dado que la corrección de las cuentas será condición obligada para cobrar los fondos una vez que se retome la senda de consolidación.

Del lado del endeudamiento generalizado que ha supuesto para los países de todo el mundo hacer frente a los ingentes costes de la pandemia, el FMI alerta de que la deuda pública global habría saltado del 83,5% al 97,6% en 2020 y rozaría el 100% del PIB mundial en 2021 (99,5%). La situación de España en 2020 estaría alineada con la de las grandes economías avanzadas (122,7%) si bien se situaría muy por encima del 98,1% de la zona euro, el 70% de Alemania y algo por encima del 115,3% de Francia, aunque por debajo del 157,5% de Italia.

El FMI cifra en 14 billones de dólares (11,6 billones de euros) el tamaño de los planes de estímulo fiscal desplegados en todo el planeta y subraya que semejante potencia de fuego ha contribuido a “salvar vidas y medios de vida” así como a “mitigar los efectos de la pandemia en el consumo y la producción”. Sin embargo, semejante coste, unido a la caída de ingresos provocada por la crisis, ha desbaratado las cuentas públicas internacionales, disparando déficits y deuda hasta colocar al grueso de los países en una situación delicada a medio y largo plazo.