La prima de riesgo española se contrae a mínimos de 12 meses

La prima de riesgo española se contrae a mínimos de 12 meses

El mercado de deuda no ha permanecido ajeno a la volatilidad imperante tras el estallido de la crisis del coronavirus. Después de la sacudida vivida en marzo, que azotó con mayor virulencia a los países periféricos de la eurozona, las medidas puestas en marcha por el BCE para evitar una crisis similar a la vivida en 2011 y 2012 sirvieron para corroborar que ningún país caería y que la financiación estaba garantizada. Los inversores no tardaron en poner en precio las buenas noticias y las rentabilidades de la deuda de Italia, España y Portugal recuperaron los niveles prepandemia, llegando a marcar nuevos mínimos históricos en la recta final de 2020, con algunas de las referencias a 10 años en tasas negativas por primera vez en su historia.

Aunque la caída de las rentabilidades fue generalizada en la eurozona, la periferia se convirtió en una de las grandes beneficiadas del programa de compra de activos frente a la pandemia, algo que permitió a las primas de riesgo cerrar 2020 próximo en mínimos del año, una tendencia que se mantuvo ayer en la primera sesión de 2021. El diferencial entre la deuda portuguesa a 10 años y la alemana al mismo plazo se sitúa en los 61 puntos básicos, cotas de hace 12 meses, y lejos de los 170 puntos básicos que marcó en marzo, mes en el que la pandemia hizo su entrada en Europa y muchos países optaron por el cierre de su economía.

Más llamativas han resultado las caídas de las primas de riesgo de Italia y España. La italiana, que en marzo de repuntó a los 278 puntos básicos, se sitúa en la actualidad en los 115, próximo a mínimos de abril de 2016, mientras la española ha pasado en menos de nueve meses de los 154 puntos básicos registrados el 22 de abril, máximos de junio de 2016, a los 62 actuales. Por el camino, el diferencial entre la deuda española con vencimiento en 2030 y la alemana al mismo plazo ha llegado a caer a mínimos de enero de 2010. En concreto lo hizo el pasado 16 de marzo cuando, coincidiendo con los mínimos históricos del bono a 10 años, la prima de riesgo cayó por debajo de los 60 puntos básicos.

El apetito de los inversores por el papel español, algo que ha quedado patente en las subastas celebradas en los últimos meses, ha contribuido a lograr este hito, un hecho que parecía impensable cuando en abril el temor desatado por la pandemia y la paralización de la actividad aceleró la venta de deuda, llevando al rendimiento de los títulos a 10 años al 1,22%. El temor vivido en el mercado secundario se trasladó también al primario y el Tesoro se vio obligado a pagar incluso por las letras a nueve meses por primera vez desde 2015. Ocho meses después de aquello, España pasó a formar parte del club de países que cobran por emitir deuda diez años mientras que en el mercado secundario la deuda a 10 años fue marcando día a día nuevos mínimos históricos, hasta que por fin el 15 de diciembre emuló lo ocurrido en el primario y entró en terreno negativo, una tendencia que abandonó en días posteriores hasta situarse en la actualidad en el 0,03%.

Si bien España parece haber recuperado el favor de los inversores, el BCE ha sido el principal artífice de estos logros. La tensión vivida en el mercado llevó al organismo a poner en marcha el programa de compras frente a la pandemia (PEPP), plan que ha sido ampliado en importe (1,85 billones) y plazo (hasta marzo de 2022). De los 651.810 millones invertidos en deuda pública a cierre de noviembre, 77.128 millones fueron a parar a deuda española. Una corriente que se vio intensifica en Italia.