Vascos, riojanos y navarros son los españoles que mejor viven

Vascos, riojanos y navarros son los españoles que mejor viven

El dinero no da la felicidad, pero casi. Es lo que se aprecia cuando se acerca la lupa a estadísticas y encuestas sobre aspectos tan diversos como pobreza, relaciones personales, tasa de abandono escolar, esperanza de vida, participación en elecciones o seguridad en las calles. Para permitir una comparación entre comunidades, el Instituto Valenciano de Investigación Económica (Ivie) ha sintetizado en un índice los resultados de una docena de esas variables, relacionadas con la renta, la salud y la educación. Un ejercicio que coloca a vascos, riojanos y navarros como los españoles que disfrutan de mayor bienestar, mientras que las peor paradas son Canarias, Andalucía y Región de Murcia. Riqueza y financiación autonómica son las claves.

Los resultados del índice, presentados este jueves en Madrid por los catedráticos Carmen Herrero y Antonio Villar, son un avance de una monografía que publicarán el Ivie y la Fundación BBVA sobre la calidad de vida en España y las comunidades autónomas. Se analizan decenas de variables para aproximar de modo más complejo las diversas facetas del bienestar, más allá de las conclusiones que suelen extraerse del producto interior bruto (PIB), la estrella polar de los análisis económicos. El trabajo cubre un periodo que refleja el impacto de la última ola de la expansión económica (2006-2008) y de los estragos de la peor crisis de la democracia (2009-2015).

Si los números reflejan que el bienestar tiene que ver con la frontera de riqueza que separa norte y sur, la percepción de los españoles sobre cómo les va la vida brujulea en torno a los otros dos puntos cardinales.

Una encuesta del INE de 2013, incluida en el estudio, sitúa a baleares, navarros, catalanes, valencianos y vascos como los más satisfechos con la vida. Si la percepción positiva cunde en la cuenca mediterránea, flojea al oeste, sobre todo en Castilla y León y Galicia.

Villar y Herrero concluyen que la crisis ha tenido un impacto «muy asimétrico por comunidades autónomas y grupos de edad, con especial repercusión en los jóvenes». El análisis de las estadísticas evidencia «el impacto negativo sobre gran parte de las variables relacionadas con el bienestar material, mientras en salud, la educación y las relaciones sociales presentan un comportamiento mejor». Los investigadores del Ivie parten de la experiencia de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que en los últimos años ha tratado de ir más allá del PIB para valorar el bienestar y la calidad de vida. Su programa How’s Life (Cómo va la vida), cuya última edición se presentó este mes, evalúa 50 indicadores de 41 países avanzados y emergentes.

Para muestra del impacto económico de la crisis, el estudio rescata tres botones: Entre los países de la OCDE, los hogares españoles fueron los que sufrieron un mayor recorte a su renta disponible (un 8,7% entre 2009 y 2015). También, los que registraron un mayor incremento de la tasa de paro o en la desigualdad de ingreso.

Pero la crisis ha tenido también un efecto paradójico en la educación, una de las facetas esenciales del bienestar: con muchas opciones de empleo en perspectiva, el tiempo dedicado a formarse aumenta. Los investigadores del Ivie destacan que es una de las pocas variables en las que se aprecia una evolución positiva: ha aumentado la proporción de personas con educación secundaria superior, bajó la tasa de abandono escolar y también es mejor el resultado de los alumnos en PISA, la evaluación que realiza la OCDE.

Los investigadores del Ivie reseñan además «los buenos datos» de salud -España es tras Japón el país con mayor esperanza de vida, 83 años-, pero advierten de que se ven «amenazados por algunos factores de riesgo, como el aumento de la obesidad entre los más jóvenes».